Marte – Diego Velázquez

Marte, 1640, Óleo sobre lienzo,  179 x 95 cms, Museo del Prado.

EL hombre, completamente desnudo,  está sentado encima de un manto rojo. Sólo un paño azul le rodea las caderas; lleva casco y los mostachos, los mismos que llevaban los soldados españoles de los Tercios, parecen acentuar grotescamente su melancolía.

Tiene la cabeza apoyada en la mano izquierda, imitando en cierto modo al «Pensioroso» de Miguel Ángel  (Florencia, Sacristía Nueva de san Lorenzo,  tumba de los Médicis).

En cuanto al desnudo, se han citado estatuas romanas, en particular el «Ares Ludovisi»  (Roma,  Museo Nazionale Romano), aunque la obra fue seguramente  pintada del natural.

Se pueden observar reminiscencias de Rubens en la carnación brillante y rojiza y en la musculatura de hombre maduro, que le quita solemnidad y le confiere una especie de humanidad.

En la mano derecha, escondida en la capa, tiene una maza o un bastón de madera. A los pies, una espada moderna de enorme empuñadura, una pieza de armadura y un vistoso escudo de torneo.

Velázquez ha mostrado sin reservas, como en «El bufón don Juan de Austria», los símbolos bélicos, que evidencian cuánto de ridículo y melancólico  hay en esta visión: exactamente en las antípodas de la iconografía del Marte manierista habitual en Italia.

Esta obra forma parte de una serie de representaciones de personajes de la tradición clásica, al igual que «Esopo» y «Menipo«, destinados a la decoración de la Torre de la Parada, donde todavía figuaba en 1703.

Aparece después en los inventarios del nuevo Palacio Real (1772); en 1816, Fernando VII cede el lienzo a la Academia de San Fernando,  de donde pasó en 1827 al Museo del Prado. 

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