El bufón llamado Don Juan de Austria – Diego Velázquez

1632-1633, óleo sobre lienzo,  210mx 123 cms, Museo del Prado.

Velázquez retrata a los bufones con gran habilidad, tratando de aprehender su espíritu en vez de exaltar sus deformidades. El resultado es una imagen crítica y apasionada de aquel mundo incongruente, tristemente representado en este lienzo.

Don Juan de Austria, vestido de soldado, lleva el nombre del gran capitán hijo de Carlos V, que se distinguió en la batalla de Lepanto en 1571; el cuadro se ha convertido en símbolo de la decadencia  y la crisis que está atravesando España.

El catálogo del Prado titula el cuadro «El bufón llamado don Juan de Austria» porque no se conoce su verdadero nombre. El sobrenombre puede tener una intención irónica: era frecuente dar nombres de reyes o príncipes a gente modesta que vivía bajo la protección de palacio.

Es sin duda uno de los retratos más apreciables por la habilidad de la técnica. El retratado muestra una postura y una actitud tales que hicieron creer a la Academia de San Fernando, a la que perteneció el cuadro desde 1816 hasta 1827, que se trataba del retrato del marqués de Pescara.

Con el traje suntuoso y un poco anticuado, la tragicómica cabeza de grandes mostachos, coronada por un sombrero con plumas, las piernas flacas y pies entre trofeos esparcidos, que más bien parecen restos de almoneda (subasta de bienes a bajo precio), y una fingida batalla naval que se vislumbra por la puerta abierta, este don Juan de Austria es la contrafigura del joven vencedor de Lepanto, ridícula pero conmovedora. Nunca ha sabido Velázquez pintar con mejor resultado y tanta delicadeza  y desenvoltura.

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