El almuerzo – Velázquez

1617, Óleo sobre lienzo,  108 x 102 cms, Ermitage de San Petersburgo.

el almuerzo de Diego Velázquez

Comentario de la obra «El almuerzo» de Diego Velázquez

El primer plano del lienzo está ocupado, con gran naturalidad, por una mesa cubierta por un mantel de lino blanco arrugado, sobre el cual se ven dos granadas y un pan.

Alrededor están reunidos un hombre anciano  a la izquierda y un joven a la derecha, mientras que en el fondo un muchacho vierte vino de un frasco de cristal, en actitud alegre y despreocupada.

En último término aparecen un gran cuello blanco de tela fina, una bolsa de cuero y, a la derecha, una espada, que la sombra sobre la pared y los reflejos metálicos hacen más visible.

El gesto de la mano del joven sentado a la derecha,  claramente dirigido al espectador, expresa quizá «collateraliter mostro», es decir, «muestro al que está a mi lado», según la gestualidad de la época, tomada de la mímica y las actitudes de los actores teatrales.

En efecto, el joven señala al observador, al que sonríe con expresión de complicidad, al muchacho que, al fondo, ríe contento, levantando el brazo con el frasco de vino o de mosto.

La escena pretende tal vez comunicar un significado moralizante. La idea de un anciano en compañía de dos jóvenes tiene una larga tradición que se remonta a la pintura europea del Renacimiento. 

Ha habido ya notables ejemplos en Roma, en una célebre obra de Rafael, y en la pintura veneciana del siglo XVI, en obras de Giorgone y de Tiziano, todas ellas referidas al tema de las «tres edades del hombre».

Velázquez interpreta acaso un argumento de ascendencia clásica en sentido naturalista, sobre todo teniendo en cuenta al círculo de amistades literarias y humanistas  en cuyo ámbito se movía, y seguramente a su maestro Pacheco.

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