Obra Tríptico de las Tentaciones de San Antonio. La insistencia del Bosco en la vida y la pasión de Cristo es prueba de su gran afinidad con las ideas de la «devotio moderna», un innovador movimiento religioso que se gestó en el norte de los Países Bajos a finales del siglo XIV y que tuvo gran influencia en el comportamiento religioso urbano del siglo XV en regiones como Brabante.
Comentario sobre el Tríptico de las Tentaciones de San Antonio
Los modernos devotos proponían una vida cotidiana sobria y virtuosa, y daban gran importancia al temor de Dios y a la imitación de Cristo, como lo atestigua el tratado más famoso de este movimiento, «De imitatione Christi», de Tomas de Kempis. Al igual que el Bosco, Kempis hace referencia a los santos -y en especial a los padres del desierto- como ejemplos piadosos dignos de imitación.
Ambos temas, la imitación de Cristo y de los santos, están combinados en una de las obras maestras más inolvidables del Bosco: el Tríptico de las Tentaciones de san Antonio (Museo Nacional de Arte Antiga, Lisboa).
Las pinturas exteriores de los paneles laterales representan el arresto de Cristo y Cristo llevando la cruz en grisalla, pero en las interiores nos encontramos con el desbordante colorido de la sorprendente imaginación del Bosco en la plenitud de su madurez.
El panel central y los laterales abruman al observador con una avalancha de demonios, brujas y criaturas infernales brillantemente ejecutados que tratan por todos los medios de perturbar la paz del santo ermitaño.
Algunas de las tentaciones son de carácter físico: en el panel izquierdo unos demonios alzan a san Antonio en el aire y lo golpean con crueldad, y en el derecho una diablesa desnuda intenta seducirlo. En el panel central el santo es objeto de torturas psicológicas, con motivo de las cuales el Bosco parece haber dado rienda suelta a la imaginación.
La parte diabólica de el Bosco
Las criaturas diabolicas intentan perturbar la mente de san Antonio escarneciendo y deformando todo aquello que el ermitaño estima: el monasterio está en llamas, un cerdo -el atributo del santo- aparece muerto, unos monjes visitan un burdel, se celebra una misa negra y se veneran idolos paganos.
Un ejemplo especialmente notable del vigor imaginativo del Bosco es la horrible diablesa cuyo cuerpo es en parte un árbol seco y en parte cola de pez; va a lomos de una rata y lleva un niño en brazos, y tanto ella como el encapuchado azul que la acompaña parecen ser arrestados por dos demonios a caballo.
La escena ha sido correctamente identificada como una parodia diabólica de la huida a Egipto, en la que la Virgen se convierte en una bruja repugnante y la historia bíblica es desvirtuada con propósitos blasfemos, de tal modo que la Sagrada Familia es arrestada por Herodes y sus soldados.
Es obvio que las escenas blasfemas pintadas por el Bosco no se deben a una mente supuestamente hereje, sino que deben interpretarse como alucinaciones causadas por el demonio para atormentar a san Antonio.
A este respecto es esencial observar que el Bosco pintó al santo en mitad del panel central, impasible ante el acoso satánico y señalando con gesto beatifico en dirección a Cristo, que se halla junto a un altar con un crucifijo.
Este es el mensaje que el Bosco pretendía comunicar al observador: las tentaciones del demonio pueden superarse meditando sobre la pasión de Cristo, el cual, como se muestra en los paneles exteriores del tríptico, también sufrió pacientemente sus tormentos.