Al fustigar el arte del pasado a través de una serie de apremiantes exhortaciones y de agresivas reivindicaciones, los futuristas ponían de manifiesto su deseo de volcarse hacia la dinámica del mundo moderno.
Este movimiento, compuesto por escritores, pintores y escultores, se desarrolló primero en Italia para, posteriormente, alcanzar las vanguardias rusas. El futurismo quería romper con las tradiciones del arte y del academicismo.

Un movimiento de vanguardia italiano lanzado por el poeta y lampooner Filippo Tommaso Marinetti, el período más activo del futturismo fue entre 1909 y 1914, pero duró más tiempo en los países individuales. Hubo cinco fundadores además de Marinetti: cuatro pintores -Balla, Carà, Russolo y Severini- y un escultor -pintores, Boccioni.
¿Qué es el Futurismo?
El Futurismo o Arte futurista es una vanguardia artística nacida en Milán, Italia alrededor de 1909, aunque, es un movimiento puramente Italiano, se extendió posteriormente por Rusia.
Es un movimiento que proviene directamente del Cubismo, se pueden apreciar las similitudes geométricas en ambos movimientos sobre toda en la etapa inicial del futurismo, sin embargo, el futurismo evolucionó con sus propias características y técnicas.
Historia del Arte Futurista
En 1909 el poeta Filippo Tommaso Marinetti redactó el primer manifiesto futurista en el diario “Le figaro” con la colaboración de los pintores Carlo Carra y Umberto Boccioni. El movimiento se situó en Italia, principalmente en Milán, la región más industrializada del país.
Los futuristas declararon en este manifiesto teórico que convenía desprenderse de la “gangrena de profesores, arqueólogos y anticuarios”. Proclamaron su voluntad de terminar con todo el arte antiguo y también con la tradición: el manifiesto llamaba al “desprecio por la mujer”, puesto que se consideraba la guardiana de los valores del pasado.
La nueva cultura debía exaltar el movimiento, única realidad del mundo moderno. La inmovilidad era solo una apariencia; todo era dinámico, vibraciones y desplazamientos.

El entusiasmo provocado por el movimiento llegó hasta la apología de la destrucción: los artistas se comprometieron con fervor con la guerra, a la que consideraban “la única higiene del mundo”.
Las simpatías anarquistas iniciales no impidieron que en 1919, en momentos en que se hablaba de un “segundo futurismo”, Marinetti declarase haber encontrado en Benito Mussolini al “futurista ideal”, que ese mismo año había fundado los “fascismos de combate”.
El futurismo duró hasta después de la Primera Guerra Mundial, pero ahora agobiado por su chauvismo y nacionalismo exacerbados, que más tarde convertirían a Mariinetti en un ferviente partidario de Mussolini.
Este poeta acalorado llevó sus polémicas a todos los países que visitó para debates y conferencias. Los futuristas tardíos se encontraron en todos los rincones del mundo, y el impacto del futurismo fue grande, particularmente en la Unión Soviética. Los vorticistas de Gran Bretaña y los estridentistas de México se han asociado con el futurismo.
Descuidado durante mucho tiempo debido a la inclinación pro-fascista de sus miembros, la influencia del futurismo italiano no fue plenamente apreciada hasta los años ochenta.
Relación con otras Vanguardias
En términos formales, el futurismo es sobre todo una consecuencia del cubismo, del que tomó prestadas muchas de sus características; también tiene una deuda, aunque más remota, con el neoimpresionismo.
Para un grupo que se preocupaba básicamente por la velocidad y el movimiento, las cronofotografías de Muybridge y Marey, que por primera vez desvelaban los secretos del movimiento animal, jugaron un papel decisivo.
Las muy claras posiciones adoptadas en el manifiesto de 1909 predaginaron la aparición de obras futuristas en una época en la que Balla, Boccioni y sus compañeros todavía estaban inmersos en una forma de pintura que vacilaba entre el impresionismo tardío y el sentimentalismo.
El futurismo era una escuela con una agenda que la distinguía por completo de movimientos como el fauvismo y el cubismo, mucho más pragmáticos y que deben sus nombres más o menos al azar.

Manifiesto de la Pintura Futurista
El 20 de febrero de 1909, los lectores del dócil periódico Le Figaro se sorprendieron por el escandaloso texto del Manifiesto futurista en la primera página, escrito por Marinetti.
Marinetti, que escribía un francés perfecto, había decidido expresar sus ideas en un diario de París porque en ese momento París era, en su opinión, la capital de todas las audacias artísticas.
Entre otros ultrajes, proclamó la belleza de la velocidad, hizo pretensiones de valentía y rebelión en nombre de artistas jóvenes y exigió la demolición de museos y bibliotecas.
A partir de 1910, los pintores futuristas Carrà, Balla y Boccioni publicaron el “Manifiesto de la pintura futurista”, que se definió como una pintura temática: el objeto representado no era un pretexto, sino un manifiesto.
El Manifiesto Futurista, que fue seguido por muchos otros manifiestos firmados por todos los miembros del grupo, trajo provocación al arte varios años antes de Dada.
Fundado por un poeta, el futurismo pretendía ser no solo pictórico sino también literario, musical, arquitectónico, social, moral y político. Intentó abarcar toda la actividad humana, pero su objetivo principal era luchar contra el Academicismo y la devoción servil al pasado que en ese momento encadenaba toda creatividad en Italia.
La posición de los Futuristas
Los futuristas rechazaban la naturaleza muerta, que ocupaba un lugar importante en la pintura cubista, y se interesaban por los medios de transporte, por las revueltas callejeras o por el baile, puesto que reflejaban el dinamismo del mundo. Los pintores futuristas procuraban evitar los colores planos y los contornos definidos, sinónimos de inmovilidad.
El ángulo agudo era considerado el símbolo de la “compenetración en el espacio”: los cuadros se cubrieron de notaciones dinámicas abstractas realizadas con “líneas de fuerza” y repeticiones.
A pesar de haber nacido en Italia un segundo futurismo, el entusiasmo por la tabla rasa, por la destrucción o por el incendio no pudo sobrevivir a la experiencia directa de los combates. Desde 1916, Carrà expresó su voluntad de inscribirse en la historia del arte italiano, con lo que renunció de forma explícita a la ruptura futurista.
El Futurismo Ruso
El movimiento apareció un poco más tarde en Rusia, con el manifiesto “Una bofetada al gusto del público”, de 1912. Estuvo dirigido por el pintor David Burliuk, al que pronto se unió el poeta Vladimir Maiakovski.
El compromiso divergente de ambos movimientos futuristas -uno anarquista y, posteriormente, culpable de simpatías fascistas y el otro cercano a los bolcheviques-.
Sus relaciones conflictivas no deben ocultar sus puntos en común: el mismo rechazo por el arte del pasado, el mismo carácter urbano militante, el mismo entusiasmo por la máquina. El movimiento futurista se extinguió en Rusia antes de la primera guerra mundial.
Características del Futurismo
El arte futurista reflejaba el movimiento, la velocidad, el dinamismo, la fuerza interna, con una temática centrada en expresar el mundo moderno que les rodeaba, podemos destacar las siguientes características del futurismo:
- Se multiplican las líneas y los detalles, parecido a la sucesión de imágenes de un caleidoscopio o una película.
- Deseo de volcarse hacia la dinámica del mundo moderno
- Las obras futuristas tenían un contenido del mundo moderno, ciudades y automóviles, máquinas y guerras entre otros…
- Este movimiento artístico estaba compuesto por pintores, escritores y escultores
- Se exalta la originalidad
- Deseaban terminar con el arte antiguo y con la tradición
- Los futuristas rechazaban la naturaleza muerta
- Usaban colores resplandecientes / transparencias
- Otra característica del futurismo era que procuraban evitar los colores planos y los contornos definidos, sinónimos de inmovilidad.