Las hilanderas – Diego Velázquez

1657, óleo sobre lienzo,  167 x 252 cms, Museo del Prado.

La mayor parte de los críticos fecha el cuadro hacia 1657 basándose en las influencias y en el estilo de la escuela italiana, fácilmente identificables. Sin embargo, otros, entre ellos López Rey,  prefieren aventurar una fecha de creación entre 1644 y 1650.

Hasta mediados del siglo XIX el cuadro llevó el título de «La fábrica de tapices de santa Isabel en Madrid», pero era también conocido como «Las hilanderas». No obstante, en 1848 Diego Angulo puso de manifiesto por primera vez la relació entre la escena representada por Velázquez  y el mito de Aracne (el inventario de 1664 se refiere a la «Fábula de Aracne»).

Según la leyenda, Palas Atenea, la diosa protectora de las artes del tejido y del hilado, fue desafiada y superada por su propia alumna, una muchacha de Lidia llamada Aracne.

La diosa, enfurecida por la afrenta, despedazó la serie de tapices hecha por Aracne, que representaba los amores de los dioses (el primero en figurar era el rapto de Europa). En su desesperación , Aracne se ahorcó y fue transformada en araña por Atenea.

Según la hipótesis de Charles de Tolnay y de Angulo Íñiguez, las hilanderas que aparecen trabajando en el cuadro velazqueño representan a los personajes de la leyenda. La joven de la derecha sería Aracne, antes de revelar su verdadera identidad.

En el fondo del cuadro, mediante la técnica de los episodios simultáneos, se contempla el desarrollo de la segunda parte de la leyenda: ante el tapiz de Aracne, que muestra el rapto de Europa, aparece una Atenea  con casco y ropajes suntuosos. El conjunto está ambientado en una estancia que parece hallarse a un nivel más alto, casi como en un pequeño escenario.

Las manchas de color aplicadas por medio de pinceladas pequeñas y rápidas, típicas de ésta y otras obras de Velázquez,  evidencian su prodigiosa técnica, que en cierto modo anticipa el impresionismo y el puntillismo.

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