Lucas Cranach el Viejo (Kronach, 1472 – Weimar, 1553)

El pintor, dibujante y grabador Lucas Cranach el viejo, llamado el Viejo, empezó a trabajar en Viena y pasó luego a Wittenberg para ocupar el cargo de pintor de corte de los principales electores de Sajonia.

Lucas cranach el viejo
La ninfa de la fuente – Lucas Cranach el viejo

Biografía y obra de Lucas Cranach el Viejo

En la ciudad que fue cuna de la Reforma, estuvo al frente de un activo taller que prácticamente cultivó todos los géneros: temas históricos,  pinturas religiosas de devoción tradicional  y otras inspiradas en la doctrina luterana, retratos, sensuales figuras mitológicas y escenas de caza. Desempeñó un importante papel político  (misiones en los Países Bajos en 1509, burgomaestre de 1537 a 1540).

Dirigió,  además,  un taller muy prolífico en el que colaboraron sus hijos Lucas  (el Joven) y Hans. Con la utilización del grabado desarrollado por Martin Schongauer y Durero, puso en práctica estos nuevos medios de producción en serie para ilustrar los relatos bíblicos. 

Las obras de arte debían desempeñar un papel didáctico y expresivo: llegaban a un público más numeroso, lo que hacía que se mantuviera al mismo tiempo la práctica íntima de la devoción tal y como exigía el protestantismo.

El pequeño formato de los grabados, la complejidad de sus composiciones y la profusión de detalles y accesorios invitaban al fiel a una contemplación tan atenta como la lectura de la Biblia.

Sin embargo, debido a sus cuadros profanos, que representan desnudos femeninos en escenas mitológicas («Venus y el amor», «Diana», «Lucrecia»…) y que fueron los primeros en la pintura alemana, Cranach se considera el más célebre pintor.

Estas numerosas representaciones eróticas se justificaban paradójicamente por consideraciones morales, y también respondían al gusto de los aficionados.

El ideal anatómico propuesto con estas gráciles siluetas, delimitadas por un trazo preciso, se encontraba lejos de la «morbidezza» mediterránea y evidenciaba cierto apego al gótico. Las mujeres de Cranach estaban, en efecto, más cerca del imaginario medieval que del espíritu renacentista.

Sin embargo, más allá de estas influencias, la línea sinuosa, el talle fino, el pecho perfectamente dibujado y el rostro redondo, de ojos almendrados, que confieren a la figura femenina una belleza sensual y perversa, definieron un canon característico del artista.