El sacrificio de Isaac – Rembrandt

1635, óleo sobre lienzo,  193 x 132 cms, Ermitage de San Petersburgo

Como en el caso de otros cuadros, también en este caso las primeras noticias son bastante tardías y atestiguan exclusivamente la circulación de la obra en el mercado anticuario.

No podemos, por tanto, saber si el «Sacrificio de Isaac» fue realizado por encargo o simplemente adquirido por un cliente en el taller del maestro.

El tema está tomado del Génesis, con toda fidelidad al texto sacro: en el lienzo se ve al ángel deteniendo la mano de Abraham, que por obedecer a Dios está a punto de sacrificar a su hijo Isaac.

El momento representado es la culminación de la acción dramática, cuando la inesperada aparición del mensajero divino modifica profundamente el curso de los acontecimientos.

La mano del ángel detiene la de Abraham, que deja caer el puñal curvo con el que iba a degollar a Isaac: el arma está inmortalizada en la suspensión de la caída.

Con la otra mano, el patriarca sujeta todavía, en gesto dramático, la cabeza de su hijo: la trágica desnudez de Isaac forma el punto de iluminación más intenso de toda la composición.

La construcción de la escena y la monumentalidad de las figuras, junto con las elecciones narrativas, acercan este lienzo a análogas realizaciones del barroco italiano (Tintoretto,  Carracci,  Caravaggio) y revelan la inspiración en un modelo concreto del maestro Lastman.

La escala del cuadro y su ejecución son afines a las utilizadas por Rembrandt  para otras escenas sacras de mediados de los años treinta, como la «Sagrada Familia» de Munich y «El festín de  Baltasar».

Posteriormente, en el taller de Rembrandt se realizó otra versión del cuadro (Munich, Alte Pinakothek), que se distingue por algunas variantes compositivas; es posible que el maestro, insatisfecho con el resultado obtenido, haya encargado a un alumno que tradujese en pintura sus replanteamientos.