La Gioconda (La Mona Lisa) – Leonardo Da Vinci

1503/1504 – 1510/1515, pintura sobre tabla, 77 x 53 cm, Museo del Louvre de París.

La Gioconda - Da vinci
La Gioconda (La Mona Lisa)

Comentario de «La Gioconda» o «La Mona Lisa» de Leonardo Da Vinci

El Museo del Louvre de Paris posee la que se considera la pintura más famosa del mundo,  el «Retrato de Mona Lisa». Fue adquirida por el rey Francisco I de Francia a comienzos del siglo XVI y desde entonces es propiedad del Estado de Francia.

Es el retrato que menos parecido guarda, seguramente, con el modelo. Madonna Lisa (abreviadamente Mona Lisa), esposa del mercader florentino Francesco del Giocondo, comitente de la obra que nunca llegó a poseer.

Empezado en Florencia alrededor de 1503, como se desprende del dibujo y las dos pinturas realizadas bajo su influencia por Rafael, el resultado final fue fruto de la progresiva idealización a que Da Vinci sometió el rostro de Lisa Gherardini, muy parecido al de Isabelle d’Este y al de santa Ana de la tabla del Louvre, hasta convertirlo en ejemplo visual de sus ideas sobre la analogía entre el ser humano y la naturaleza, analogía representada en el paisaje rocoso que aparece al fondo.

Gracias a la técnica del «sfumato» consigue crear una perspectiva en la que se funden con suavidad paisaje y retratada. Sutilmente consigue Leonardo crear unos efectos ópticos extraordinarios, por la ubicación de los ojos de la joven y su discreta sonrisa, que hacen que el espectador se sienta observado constantemente por la Mona Lisa, cualquiera que sea la posición desde la que uno la mire.

En cuanto a la famosísima sonrisa de la Mona Lisa, Vasari, en su conocida obra sobre la vida de pintores famosos, señala que un grupo de músicos tocaba durante las horas de trabajo del pintor para que ella mantuvieses esa actitud alegre.

La Gioconda fue robada en 1911, lo cual ayudó a su definitiva  popularización en todo el mundo, y recuperada años más tarde en Florencia. Antes de su devolución al Museo del Louvre,  fue exhibida en Roma, Milán,  Washington y Tokio, provocando las primeras colas multitudinarias vividas en todo el mundo para contemplar, aunque fuera por unos breves segundos, la pintura más famosa del mundo.