Los niños de la concha – Murillo

1670, óleo sobre lienzo,  104 x 124 cms, Museo del Prado.

Comentario de la obra «Los niños de la concha» de Murillo

En la Europa católica, sobre todo en Italia y en España, la devoción por el tema de la infancia de Jesús y de san Juan estaba muy arrraigada en el siglo XVII.

Murillo,  que había tratado independientemente ambos asuntos, da en este lienzo con un modelo de representación que convertirá este cuadrito en uno de los más famosos de toda su obra, numerosas veces reproducido en estampas y láminas.

El tema tenía antecedentes en el Renacimiento,  pero no sería hasta este siglo cuando se haga verdaderamente popular merced a un grabado de Guido Reni.

Murillo ilustra el momento en que Jesús da de beber agua de una concha a su primo san Juan, identificado por la cruz y por el cordero. En el cielo, desde un rompimiento de gloria, unos ángeles niños contemplan la escena.

El pintor juega con el encanto de los temas  infantiles, al tiempo que introduce un guiño que cualquier espectador de su tiempo entendería. En realidad, está haciendo una velada alusión al episodio más famoso protagonizado por los dos primos, el bautismo de Cristo a orillas del río Jordán.

Con el empleo de una paleta clara y de tonos pastel, sobre todo en las carnaciones de los niños y en el rompimiento de gloria, Murillo suaviza el contenido simbólico del cuadro y anuncia algunos rasgos estilísticos dieciochescos.

La luz, uniformemente distribuida sobre los dos personajes, parece también obedecer a la idea de eludir una dramatización del infantil episodio.

La gracia y aparente ingenuidad con la que el artista interpreta un tema poderosamente simbólico es con toda seguridad uno de los aciertos de esta pintura y la causa  de su gran popularidad.

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