1613-1616, óleo sobre lienzo, 115 x 88 cms, Madrid, colección particular
Comentario de la obra «el olfato» de José de Ribera
Un personaje vestido con ropas sucias y andrajosas aparece de pie detrás de una mesa en la que vemos una cebolla, una cabeza de ajos y un ramillete de flores. El hombre, de tres cuartos, muestra al espectador una cebolla abierta por la mitad.
Con otros cuatro lienzos, éste formaba parte de una serie dedicada a los cinco sentidos y pintada por Ribera para un cliente español durante su estancia romana.
Los «Cinco sentidos» son interpretados por Ribera con un espíritu muy distinto del propio de la zona flamenca, donde la imagen alegórica se cargaba de complejas referencias literarias y eruditas, como se ven, por ejemplo, en los «Sentidos» de Brueghel en el Prado.
Como en los demás cuadros de la serie, el valenciano ha elegido a un individuo corriente -en este caso parece casi un mendigo- y objetos sencillos, tomados de la vida de todos los días, para representar uno de los sentidos.
Aquí, en concreto, el artista ha concebido una escena muy alejada de las imágenes tradicionales del olfato, que por lo general incluyen perfumes refinados o flores raras: el elemento clave es una hortaliza que no parece la más indicada para aludir al olfato, sugiriendo por el contrario un olor en claro contraste con el del ramillete de flores, y tan penetrante que hace llorar al pintoresco personaje.
Esta insólita invención, que evoca una experiencia no especialmente agradable, es una absoluta novedad desde el punto de vista iconográfico, lo mismo que la frugal comida a base de anguila y aceitunas que aparece en la mesa del protagonista del «Gusto».
El fragmento más significativo de este cuadro es la naturaleza muerta representada en la mesa, en la cual se aprecia la extraordinaria habilidad de Ribera para mostrar el dato real en todo su detalle, comunicando sensaciones táctiles y olfativas.