«La Anunciación «, 1430, pintura sobre tabla, 154 x 194 cm, Museo del Prado, Madrid.
Comentario y análisis del retablo «La Anunciación de Fra Angélico»
Este retablo con diversas escenas recuerda los primeros trabajos de miniaturista del hermano dominico. Diferentes episodios bíblicos, representados al margen de la escena central, explican la Encarnación por el pecado original: la pintura hace las veces de comentario sobre el texto religioso.
María se sitúa a la derecha, sentada en rico trono, con los brazos cruzados sobre el pecho y el libro abierto descuidadamente sobre la pierna derecha. Se inclina levemente, bajando los ojos ante el arcángel Gabriel, quien la mira al mismo tiempo que inicia la genuflexión.
Sobre su cabeza aureolada planea, envuelta en luz radiante, la paloma del Espíritu Santo, que envía el Dios Padre tomando cuerpo -medio cuerpo- marmóreo, a la manera iniciada por Giotto y que los flamencos llevaron a su máxima expresión, en el tondo dispuesto en la enjuta de los dos arcos frontales.
El ángel, ataviado con rica túnica de seda rosa engalanada con franjas de bordados de oro, no sólo es espíritu hecho cuerpo; con sus manos, que se sitúan en el centro de la tabla, y sus alas, ordena toda la composición. Las figuras de Adán y Eva, en la parte superior izquierda de la tabla, aluden a la condena de la Humanidad, se hallan situadas en el jardín de la Anunciación, promesa de la Redención mediante el anuncio del nacimiento de Cristo.
El apelativo de «angelico» fue recogido por Vasari en sus «Vite», especialmente en la segunda edición (1568), el cual convirtió al fraile en santo en la que se puede considerar primera biografía del pintor. Esta imagen mística de Fra Angélico llegó hasta el siglo XIX, siglo que lo convirtió en el pintor religioso por antonomasia.