1635. Óleo sobre tela. Museo del Louvre.
El Retrato de Carlos I de caza actualmente expuesto en el Louvre propone una composición más distendida que las representaciones de pompa. Muestra al rey de pie y de perfil, abarcando con su estatura el paisaje abierto bacia el mar.
A su derecha, en la sombra de las frondosidades, su paje se ocupa de los caballos. La elección de la postura relajada (Van Dick solía representar al soberano con una mano en la cadera) y de la vestimenta (el sombrero de ala ancha) confiere al retrato un aire de serenidad, acentuado por una gama cromática sosegada que va del pardo al azul.
En 1632, Antoon Van Dick volvió a la corte de Inglaterra. El rey Carlos I, admirador de Tiziano, había apreciado «Reinaldo y Armida» del pintor de Amberes.
El monarca reconoció en Van Dick al digno sucesor de Tiziano, de modo que, a partir de entonces, comenzó una fructuosa colaboración. En ocho años se realizaron más de cuatrocientos retratos de la corte de los Estuardo, gracias a un mecenazgo de admiración recíproca.
La mayoría de las veces autor de imágenes de propaganda y de idealización, Van Dick destacó también al retratar a los hijos del soberano, obras en las que desarrolló un nuevo esquema compositivo para el retrato colectivo.