Esta «Anunciación» fue pintada para el colateral del retablo mayor de la iglesia de san Juan Bautista o del Hospital de Afuera, de Toledo, junto al san Juan Bautista en la «Visión del Apocalipsis » del Metropolitan de Nueva York.
Comentario de la obra «Anunciación» de El Greco
«La Anunciación » llevaba en lo alto el concierto de ángeles del Museo de Atenas; formaban un solo lienzo en el siglo XIX en el Hospital de Afuera, fechados entre 1608 y 1614, en cuyos años trabajó el cretense para dicha institución.
Se encargaba al Greco y a su hijo, Jorge Manuel, la construcción del retablo y colaterales para la iglesia del hospital. Al morir el pintor la obra estaba inconclusa, y es testimonio interesante el inventario de los bienes, del 12 de abril y 7 de julio de 1614, donde se dice en el folio 4: «Los cuadros del hospital empezados, dos lienzos aparejados para los remates de los colaterales».
Al morir el Greco su hijo se encargó de la terminación de los mismos, continuando los trabajos hasta 1630, que siguió don Gabriel de Ulloa, artista desconocido que los termina en 1634.
Es una composicioñ de sorprendente efectismo del universo celestial en lo alto, y próximo a la tierra san Gabriel visita a la Virgen orante en la sobria estancia. El ángel marcha sobre el piso cuadriculado de losetas, renunciando a la peana de nubes.
Un punto de vista bajo las diagonales apuntadas al centro contribuye al movimiento ascendente del espíritu, en conjunción con las formas vibrantes de luz y ritmos que el artista imprimió aquí con generosidad. El ángel tiene notables proporciones, avanza desde la derecha con el brazo extendido hacia María, que espera el anuncio en éxtasis.
Fue este tema uno de los más tratados por el Greco, motivado en parte por las exigencias de la piedad española, aportando novedades iconográficas interesantes.
Se simboliza el nuevo espíritu de la Contrarreforma, acabando con la dualidad renacentista del cielo y de la tierra, el dogma y la naturaleza. Se representa el anuncio de la venida de Jesús en una apoteosis celeste, trasladando así aquel encuentro, tradicionalmente vestido en un marco naturalista, a otro de sobrenatural visión.
La Virgen está atenta en su reclinatorio a las palabras del arcángel, bajo la luz del Espíritu Santo que llena la estancia, coronada por ángeles músicos, ingrávidos en el espacio traslúcido, en gris. Los ángeles, entre rayos de luz, están acompañados por las Virtudes.
Tres ángeles destacan a la izquierda; la Caridad se identifica por el niño que lleva en brazos; otro, que está a los pies en el centro, se separa de las cuatro Virtudes por un ángel, a la derecha.
Entre éstas se reconoce en primer lugar la Templanza, que vierte agua en un recipiente; la Fe lleva una cruz; la Prudencia porta un espejo y, posiblemente, la Esperanza, sin atributo. Todas tienen el rostro vuelto a la Caridad. Estas Virtudes y su sentido iconológico están i inspirados por Ripa («Iconología», 1593).
La parte alta con los ángeles músicos, que falta, hoy propiedad del Museo de Atenas, se agrega después del Concilio de Trento. Es parte mutilada del lienzo, que fue expuesta conjuntamente en la exposición del Museo de Santa Cruz de Toledo en 1987.