Obras de San Marcos – Tintoretto

Principalmente las pinturas de la Scuola grande di San Marco a manos de Tintoretto cuenta principalmente de cuatro grandes obras:

Milagro de San Marcos o San Marcos liberando a un esclavo, 1547, Galerías de la Academia de Venecia:

Scuola grande di san marcos el milagro de san marcos o san marcos liberando a un esclavo

En 1542 los cofrades de la Scuola decidieron dar comienzo a la decoración de la sala capitular desarrollando aquella parte con varios lienzos. El primero de esos lienzos se encargó a Tintoretto en 1547.

Se trata del magnífico cuadro del Milagro de san Marcos o san Marcos liberando a un esclavo, en el que se representa una escena de especial dramatismo: aquella en que san Marcos desciende del cielo  para liberar a un esclavo que había sido condenado por su señor provenzal a perder la vista y a amputarle las dos piernas  por haber ido a Venecia contra su voluntad para venerar las reliquias del santo.

La escena, dominada por el atrevido escorzo de la figura de san Marcos que desciende sobre el cuerpo desnudo del esclavo,  denota la madurez alcanzada por el pintor a mediados del siglo XVI,  una madurez que se evidencia en la composición,  en el movimiento de los cuerpos, en la expresión de los rostros de los personajes y, sobre todo, en el tratamiento lumínico y en los efectos del claroscuro que, junto a las arquitecturas, convierten el espacio en escenario sin par de la acción dramática. 

Tras la terminación de esta tela,  el proyecto decorativo de la Scuola quedó interrumpido hasta 1562, cuando se le solicitó a Tintoretto «tres cuadros con milagros de nuestro santísimo protector san Marcos».

La sustracción del cuerpo de San Marcos o la Traslación del cuerpo de San Marcos, 1562-1566, Galerías de la Academia de Venecia:

Tras diversas alteraciones a principios del siglo XIX, la restauración llevada a cabo en 1959 que, en lo posible, restituyó el cuadro a su estado original, dejó en claro que lo representado es el momento en que, ya martirizado el evangelista -fue arrastrado por las calles y plazas de Alejandría  con una soga atada al cuello- los cristianos recogen el cuerpo del santo salvándole de los paganos, cuya pretensión era quemarlo en una hoguera, que huyen despavoridos hacia sus casas -Tintoretto los pinta como figuras fantasmagóricas- al desencadenarse milagrosamente una terrible tormenta de relámpagos, truenos y granizo.

Hallazgo del cuerpo de San Marcos en Alejandría o el descubrimiento del cuerpo de San Marcos, 1562-1566, Pinacoteca de Brera de Milán:

Se ve el modo en que fue sacado el cuerpo de san Marcos en Alejandría,  obtenido por dos mercaderes venecianos, de los sacerdotes griegos, y aparecen a lo largo de un pórtico muchos sepulcros dispuestos en el muro,  en bella perspectiva, de los cuales sacan varios cuerpos, y en el suelo está el de san Marcos. 

En este lienzo llama poderosamente la atención el contundente espacio abovedado en diagonal que se aleja de los preceptos compositivos y de perspectiva que desde el Renacimiento  venían siendo habituales, y el tratamiento de la luz que contribuye a crear un clima propicio a la narración de un episodio milagroso. Sobresale, así mismo,  el escorzo con que se representa el cuerpo yacente del santo y la figura del propio santo aparecido, a la izquierda de la composición,  que con el gesto de su brazo  parece detener el tiempo.

San Marcos salvando a un Sarraceno durante un naufragio, 1562-1566, Galerías de la Academia de Venecia:

Se representa el milagro acaecido durante el naufragio de una nave, narrado en la «Leyenda Aurea» : unos mercaderes venecianos que viajaban a Alejandría a bordo de un navío sarraceno, viéndose en inminente peligro de naufragio se arrojaron a una barca y cortaron la cuerda que les unía a la nave.

Momentos después está se hundió y los sarracenos que viajaban en ella quedaron envueltos en el feroz oleaje de la mar. Uno de los musulmanes invocó a san Marcos e hizo votos de que, si salvaba su vida, recibiría el bautismo de los cristianos y visitaría el sepulcro del santo evangelista.

Inmediatamente el sarraceno vio cómo llegaba hasta él un hombre rodeado de resplandores, lo sacaba entre las aguas y lo ponía a salvo en la barca en que se encontraban los venecianos.

Consideradas en ocasiones las obras maestras del pintor, estas tres telas muestran el creciente interés de Tintoretto por el espacio como generador de efectos escénicos, efectos conseguidos a través  de un absoluto dominio de la perspectiva arquitectónica, y de una luz que acentúa el sentido dramático a la vez que irreal  de los episodios.