Cartuja de Santa María de Miraflores, 1485, pintura sobre tabla, 108 x 145 cm.
La Cartuja de Miraflores, situada a pocos kilómetros de Burgos, fue fundada en 1441 por Juan II de Castilla, pero fue su hija Isabel la Católica, quien impulsó su construcción.
Ella eligió, además, el lugar para erigir el monumento funerario de sus padres y el de su hermano, el infante Alfonso, que fueron llevados a cabo, al igual que el retablo mayor de la iglesia, por Diego de Siloé.
La Anunciación -situada en el presbiterio de la iglesia cartujana, a la izquierda del retablo mayor, y frente a un excelente tríptico flamenco- deriva claramente de modelos flamencos, pero no puede entenderse sin tener en cuenta el concepto espacial y lumínico italianos, y, más específicamente, el de algunas obras de Antonello da Messina (especialmente en su Anunciación del Palazzo Acreide).
En ambas obras aparece una similar distribución arquitectónica: una sala en primer término en la que se desarrolla la escena principal -el ángel Gabriel le anuncia a María la buena nueva-, y una estancia en el fondo en la que se abren ventanas que dejan ver el paisaje.
Berruguete parece sintetizar en su Anunciación la precisión y el detallismo flamencos con el dominio de la perspectiva aprendido, seguramente, de Piero della Francesca, y con el sentido de la luz de Bellini que convierte en espacio el vacío de la estancia del fondo.