Hudson Rivera Landscape de David Smith

Escultura del Expresionismo Abstracto. Acero y Acero inoxidable. 127 x 187 x 42 cms. Whitney Museum of American Arte de Nueva York.

Escultura Hudson Rivera Landscape de David Smith

En el expresionismo abstracto,  la escultura tuvo un papel secundario. O como dijo Ad Reinhardt  en 1957: «La escultura no es un problema; a nadie le gusta».

El representante más destacado de este medio en el ámbito de la Escuela de Nueva York  fue, sin duda, David Smith (1906, Decatur – 1965, Albany), y la mordaz observación de Reinhardt coincide con el hecho de que apenas llegó a vender obras suyas entre los años  treinta y cincuenta. Sólo con una beca de la Fundación Guggenheim  mejoró su situación al iniciarse la década de 1950.

Smith adquirió sus primeras experiencias en el tratamiento del metal fuera del campo del arte.

Siendo estudiante, en 1925 trabajó como soldador en una fábrica de coches Studebaker de South Bend, Indiana.

En 1926, Smith fue a Nueva York y entre 1927 y 1932 cursó estudios de pintura y dibujo en la Art Students League. 

Conoció la escultura de la vanguardia europea sobre todo a través de su amistad con el ruso exiliado John Graham, quien desempeñó una función muy importanteen el ámbito del expresionismo abstracto como transmisor de informaciones sobre el arte europeo.

Smith creó su primera escultura de metal soldado en 1933, a raíz de las reproducciones de las esculturas de metal forjado de Pablo Picasso y Julio González publicadas en la revista francesa «Cahiers d’art».

Un taller de soldadura de Brooklyn puso a disposición de Smith salas, utensilios, materiales y asesoramiento técnico para la producción de sus esculturas.

En 1940, Smith se trasladó a Bolton Landing (Nueva York), un lugar apartado de las montañas Adirondack, donde se construyó un taller que diseñó él mismo y al que, recordando la empresa neoyorquina,  dio el nombre de Terminal Iron Works.

El propio Smith decía : «Mi lugar de trabajo era una especie de fábrica industrial, pues el cambio de mi escultura pedía más una fábrica que un ‘atelier’ «.

A su muerte, debida a un accidente automovilístico, Smith dejó una extensa obra, de mas de 700 esculturas.

Su prolífica creación artística,  acrecentada en las últimas décadas de su vida, fue entre otras cosas el resultado de una organización estricta del trabajo y de un tipo de producción casi industrial.

Smith insistía en el hecho  de que el haber trabajado en su juventud en la industria automovilística  y ferroviaria le había marcado profundamente; esa actitud sería también característica de la siguiente generación de escultores estadounidenses encuadrados en el arte minimalista.

En 1951, Smith se refería a la génesis de «Hudson River Landscape» («Paisaje del río Hudson») con las siguientes palabras: «El proyecto tuvo su origen en los dibujos que hice en el tren entre Albany y Poughkeepsie…Basándome en ellos hice el esbozo de una escultura.

Al empezar agité una botella de tinta china que se extendió sobre mi mano: parecía un paisaje. Puse la mano en el papel y partiendo de la imagen que dejó viajé con el paisaje a otros paisajes.

¿Es mi obra…el río Hudson o es el viaje, la visión, la mancha de tinta; y, en cualquier caso, es ésta una cuestión importante?». La representación de un paisaje es un tema poco habitual en la escultura.

Como reduerda Rosalind E. Krauss, a los primeros espectadores «Hudson River Landscape» les sorprendió por su «insustancialidad de recorte hecho con tijeras».

De hecho, esta obra innovadora de Smith puede definirse también como un dibujo caligráfico en el espacio que une elementos diversos, alusiones a puentes, escaleras, olas y un esqueleto de ave, los cuales no proporcionan al espectador innumerables puntos de vista de valor equivalente, sino que deben contemplarse preferiblemente de un modo frontal.