«El Diluvio y la retirada de las aguas, Historias de Noé «, Claustro Verde, convento de Santa María Novella (Florencia). Pintura mural, 215 x 510 cm, en el lugar de origen. 1447
«Sacrificio y embriaguez de Noé, Claustro Verde, convento de Santa María Novella (Florencia). Pintura mural, en el lugar de origen. 1447
Desde finales del siglo XIII, el convento dominico de Santa Maria Novella se convirtió en un importante centro cultural destacando por el estudio de la doctrina tomista.
A mediados del siglo XIV, impulsados por una sustanciosa donación de un rico mercader florentino, los dominicos emprendieron un importante programa decorativo que se concreta en diversos ciclos del Nuevo Testamento en las naves de la iglesia, en la Capilla Strozzi y en la Capilla de los Españoles.
También en esta época (1350-1390) se construyó el claustro. Su decoración con episodios del Antiguo Testamento, realizados en tierra verde, motivo al que debe su famoso nombre (Claustro Verde), fue organizada en 1424-1425. Entre los maestros que participaron en dichos trabajos destaca la figura de Paolo Uccello.
Uccello pintó, aunque en épocas distintas, dos lienzos de muro divididos, como los demás, en dos partes: una luneta superior y un espacio rectangular inferior. En el primero (primer tramo del muro oriental) representó escenas del Génesis: la Creación de los animales y la Creación de Adán (en el luneto superior), y la Creación de Eva y el Pecado original (en la parte inferior).
En el segundo (cuarto tramo del muro oriental) pintó Historias de Noé: «El Diluvio y la retirada de las aguas» (en el luneto superior), «El Sacrificio de Noé » y «La embriaguez de Noé » (en la parte inferior)
En las «Historias de Noé » el pintor ha desarrollado con plenitud su manera de entender la realidad y lo pictórico. A pesar de no estar documentados, estos murales se atribuyen a Paolo Uccello desde Giorgio Vasari, el cual dejó una detallada descripción de la obra que resulta un referente indispensable, dado su mal estado de conservación actual, en parte debido a los daños que sufrieron en las inundaciones de Florencia de 1966.
Se desconoce quién ideó el programa de estas Historias pero el hecho de que el mural interprete, haciendo referencia a San Agustín, Filón de Alejandría, y San Ambrosio, el arca de Noé como prefiguración de la Iglesia, hace pensar que fuera un buen conocedor de la patrística, cuyo interés se renovó tras el concilio ecuménico entre la iglesia ortodoxa y la romana, presidido por el papa Eugenio IV y celebrado en el convento de Santa María Novella entre 1439-1443.
En cualquier caso lo que sí parece evidente es que en estas Historias Paolo Uccello consigue un alto grado de perfección, en lo que a representación espacial se refiere, alcanzando en este sentido una de las cotas mas altas de todo el Quattrocento florentino.