Lucio Fontana (1899-1968)

Lucio Fontana, escultor y pintor italiano, nacido en Santa Fe, Argentina, 1899, muere en Varese, 1968.

Lucio Fontana photographed by Lothar Wolleh

Biografía resumida de Lucio Fontana

Estudia en la Escuela de Brera de Milán, recibe clases del escultor simbolista Adolfo Wildt en 1928. Comienza a trabajar en arcilla esmaltada: Torso itálico, 1931. En 1934 participa en el movimiento Abstracción-Creación, aunque nunca adoptó por completo el geometrismo.

Publicó su Manifiesto Blanco en 1946, en el que establece el principio de que la obra de arte debe sintetizar las «cuatro dimensiones de la existencia»: color, sonido, movimiento y espacio.

Fundó el Epacialismo en Milán, en 1948, mientras trabajaba con la cerámica, el material que mejor le permitió profundizar en su estudio del espacio. Sus primeros Buchi (Agujeros) fueron ejecutados en 1949, hechos de papel perforado y lienzo, que pretendían representar la desaparición de la pintura tradicional.

Estos fueron seguidos en 1959 por sus «laceraciones», o lienzos lacerados por un cortador. En 1962, el Städtisches Museum de Leverkusen organizó una retrospectiva de su obra. Tuvo su propia exposición en la Bienal de Venecia de 1966.

Lucio Fontana y el Manifiesto Blanco

Lucio Fontana nació en 1899 en Rosario Santa Fe, Argentina, de padres italianos. Recibió su formación en la Escuela Brera de Milán, luego, como escultor de vanguardia, se interesó por muy diversas técnicas, buscando nuevas formas de expresión plástica mediante el uso de materiales como la cerámica, la porcelana, el hormigón y los materiales fosforescentes.

Tras utilizar un lenguaje figurativo marcado por un agudo expresionismo, ha elaborado su doctrina actual: “Abstraccionismo libre versus Abstraccionismo absoluto”.

Untitled, cuadro de Lucio Fontana
Untitled, obra de Lucio Fontana

Fontana expuso muchas veces en Italia antes de regresar a Argentina en 1939. Su Manifiesto Blanco, que publica ahora en Buenos Aires en colaboración con un grupo de estudiantes, ha sido muy aclamado.

El arte está en un período latente. Hay una fuerza que el hombre no puede expresar. Lo expresamos literalmente en este manifiesto. Pedimos, pues, a todos los científicos del mundo, conscientes de que el arte es una necesidad vital de la especie, que dediquen parte de sus investigaciones al descubrimiento de la sustancia luminosa y maleable y de los instrumentos que producirán sonidos con los que desarrollar el arte en cuatro dimensiones.

Enviaremos los materiales de referencia necesarios a los investigadores. Las ideas no pueden ser rechazadas. Se encuentran en forma de semillas en la sociedad, y los pensadores y artistas los expresan.

Cada cosa surge de la necesidad y es válida para su tiempo. Las artes plásticas consistían en representaciones ideales de formas familiares, de imágenes que se hacían reales en un sentido ideal. El espectador imaginaba un objeto tras otro, imaginaba los músculos y la ropa representada.

Hoy, el conocimiento experimental está reemplazando al conocimiento basado en imágenes. Somos conscientes de un mundo que existe y que se explica por sí mismo y que no puede ser cambiado por nuestras ideas…

El materialismo arraigado en todas las conciencias exige un arte con valores propios. Lejos de aquellas representaciones que hoy son una farsa. El pueblo de este siglo, forjado en el materialismo, se ha vuelto insensible a la representación de formas familiares y al relato de experiencias que se repiten una y otra vez….

Estamos llamando a un cambio en la esencia misma y en la forma. Llamamos a trascender la pintura, la escultura, la poesía, la música. Necesitamos un arte que esté más en armonía con las exigencias de un nuevo espíritu…

La era artística de colores y formas paralizantes ha llegado a su fin. El hombre se vuelve cada vez más insensible a las imágenes congeladas que carecen de sentido de vitalidad.

Las imágenes antiguas inmóviles ya no satisfacen los deseos del hombre nuevo educado en la necesidad de la acción, en complicidad con la automatización que obliga a un dinamismo constante. La estética del movimiento orgánico está reemplazando la debilidad estética de las formas congeladas.

Invocando esta transformación que ha tenido lugar en la naturaleza humana y los cambios psíquicos e intelectuales en todas las relaciones y actividades humanas, estamos abandonando el uso de formas de arte familiares y estamos comenzando a desarrollar un arte basado en la unidad de tiempo y espacio.

Idea Espacial, cuadro de 1948, obra de Lucio Fontana
Idea Espacial, obra de Lucio Fontana

Concebimos la síntesis como una suma de elementos psíquicos: color, sonido, movimiento, tiempo, espacio, conformando una unidad física y psíquica. El color, el elemento del espacio, el sonido, el elemento del tiempo y el movimiento que se desarrolla en el tiempo y el espacio, son las formas fundamentales del nuevo arte, que comprende las cuatro dimensiones de la existencia: tiempo y espacio.

Lucio Fontana y los lienzo perforados

Negar los límites de la superficie pictórica atravesándola con fuertes golpes de punzón es lo que hace actualmente el pintor y escultor Lucio Fontana, en su preocupación por introducir una nueva dimensión espacial.

«No quiero hacer una pintura. Quiero abrir el espacio, crear una nueva dimensión para el arte», declara, «para adjuntarlo al cosmos que se extiende, infinito. más allá de la superficie plana de la imagen».

Nacido en 1899 en Argentina. de origen italiano (es hijo del escultor Luigi Fontana), Lucio Fontana pasó progresivamente de la representación a la abstracción, y en 1935 en París, se incorporó al grupo Abstracción-Creación.

En 1946, en Buenos Aires, publicó el Manifiesto Blanco, en el que aboga por “abandonar el uso de las formas conocidas por el arte para el desarrollo de un arte basado en la unidad del tiempo y el espacio”.

Al año siguiente, en Milán , firmó un Manifiesto espacial, en el que declaraba que el arte debe ser función de nuevas técnicas y nuevos medios”, es decir, “evolutivo”, y que “el arte espacial es el arte de hoy: el neón.

La luz de Wood, la televisión, ahí radica la cuarta dimensión ideal de la arquitectura”. En cuanto al lienzo, Fontana rechaza en adelante su superficie plana, y el papel dinamizador de los agujeros es darle la dimensión que le falta.

Con la excepción de quienes encuentran en ellos una liberación de la expresión artística, estos lienzos perforados son generalmente mal recibidos. Fontana afirma con lucidez: «Mucho más allá de las perforaciones nos espera una libertad recién conquistada, pero, con la misma evidencia, nos espera también el fin del arte».