Artemisia Gentileschi (Roma, 1593 – Nápoles, 1652/1653)

Iniciada en el arte de la pintura por su padre, el también pintor Orazio Gentileschi,  fiel hasta el final de su vida a las representaciones de heroínas femeninas y devota seguidora del naturalismo pictórico.

Autorretrato de Artemisia Gentileschi

Biografía y obra de Artemisia Gentileschi

Artemisia fue una figura clave en el desarrollo de la pintura barroca italiana, contribuyendo decisivamente a la expansión de la obra de Caravaggio desde su Roma natal hasta Florencia, Génova y  Nápoles, y, sin duda, la más notable de las artistas del siglo XVII. 

Artemisia debió aprender el arte de la pintura junto a su hermano Francesco en el taller paterno, un taller que en los primeros años del siglo XVII  estaba dominado por el idealismo boloñés y por el naturalismo, cuyo máximo exponente era Caravaggio.

Al aprendizaje de la pintora contribuirían también algunos de los pintores amigos de su padre,  como el propio Caravaggio  y Agostino Tassi.

Pero la relación entre Agostino Tassi y Artemisia fue más allá de la del maestro con la aprendiz, y en mayo de 1611 Agostino violó a la joven pintora.

Judith y decapitando a Holorfenes obras de Caravaggio pintura barroca
Judith y Holofernes obra de Artemisia Gentileschi

Orazio guardó un misterioso silencio hasta el año siguiente, en que denunció ante el papa Paulo V a su colega,  abriéndose el consiguiente proceso, del que se conservan las actas (el proceso se inició en mayo de 1612 y duró cinco meses, terminando con una leve condena a Tassi).

Se ha especulado con que el silencio mantenido por Orazio vendría condicionado por la pura conveniencia profesional, pues parece ser que Gentileschi trabajaba a las órdenes de Agostino.

En esta época, la joven Artemisia ya había empezado a pintar independientemente de su padre, tal y como atestigua su obra «Susana y los viejos» (1610).

Susana y los Viejos - Artemisia Gentileschi
«Susana y los viejos» de Artemisia Gentileschi

El 29 de  noviembre de 1612, un mes después de que concluyera el juicio por su violación, Artemisia contrajo matrimonio con el florentino Pietro Antonio di Vicenzo Stiatttesi, trasladándose casi inmediatamente a vivir a Florencia, ciudad en la que tuvo una favorable acogida.

En 1615, Miguel Ángel Buonarroti el Joven, sobrino del gran Miguel Ángel , encargó a la pintora la «Alegoría de la Inclinación» (1616, Casa Buonarroti,  Florencia) para un panel del techo  de la galería de la Casa Buonarroti.

Fue el único artista no florentino que intervino en el proyecto decorativo destinado a glorificar la vida del «divino» Michelangiolo. En la ciudad del Arno, en julio de 1616, Artemisia se matriculó en la Academia del Disegno -era la primera vez que se le permitía hacerlo a una mujer-, lo que le permitió poder participar en el ambiente intelectual de la ciudad y reafirmarse en su condición de artista.

De la correspondencia que Artemisia mantuvo con su cliente y amigo romano Cassiano dal Pozzo sabemos que, a mediados de 1630, la pintora se hallaba trabajando y residiendo  en Nápoles.

«Nacimiento de san Juan Bautista» (1631-1633, Museo del Prado)

El período napolitano fue artísticamente muy fructífero. Entre sus clientes más notables se contaron dos virreyes españoles: el duque de Alcalá, quien ya probablemente hacia 1626 había adquirido en Roma la «María Magdalena» que hoy atesora la catedral de Sevilla, y el conde de Monterrey, que además de encargarle obras para su colección particular, le comisionó para Felipe IV  el lienzo del «Nacimiento de san Juan Bautista» (1631-1633, Museo del Prado).

En este período napolitano, las obras de Artemisia, sin alcanzar la intensidad dramática ni la captación psicológica de las escenas protagonizadas por heroínas como Judith o Susana, conservan la fuerza del tenebrismo y el naturalismo, la cual se irá mitigando cuando la producción napolitana de artistas como Guido Reni o el Domenichino alteren el gusto de la clientela napolitana, sumisa hasta entonces al dictado de artistas  como, entre otros, Caravaggio,  Ribera y la propia Artemisia. 

Solicitada por clientes tan ilustres como Cosme II de Medici, Carlos I de Inglaterra y Felipe IV de España, las obras de Artemisia muestran la predilecció  de la pintora hacia los temas bíblicos y mitológicos en los que las hazañas de mujeres como Judith, Esther, Betsabé, Lucrecia o Cleopatra son representadas con una fuerza expresiva y dramática poco habitual incluso para la época.

Judith y su doncella – Artemisia Gentileschi

Artemisia cultivó también,  como se ha visto, la pintura religiosa, el género de la naturaleza muerta y el del retrato. Pero es en el cuerpo femenino y aún más en el desnudo donde Artemisia,  con una luz fuertemente contrastada con la sombra, alcanza sus mayores logros.