1602-1603, Óleo sobre lienzo, 156 x 113 cms, Gemaldegalerie de Berlín.
En 1630 Vincenzo Giustiniani mandó confeccionar un inventario de su riquísima colección; el conservador, Joaquim von Sandrart, refería que, de las quince obras de Caravaggio de la colección, una era considerada en verdad especial: «esta obra, que se conservaba junto con otras ciento veinte de los más excelentes pintores en una única estancia, fue por consejo mío cubierta con un paño de seda verde oscuro para mostrarla la última, porque de otro modo restaba valor a todas las demás».
Se trataba del «Amor victorioso», actualmente en Berlín, ejecutado por Caravaggio verosímilmente entre 1602 y 1603 para Vincenzo Giustiniani. Cincuenta años después, un inglés llamado Richard Symonds, un apasionado del arte, tras visitar la colección del marqués dejó constancia de algunas interesantes noticias sovre el cuadro.
Gracias a Symonds sabemos que para adquirir la obra se ofrecieron cifras fabulosas y que había posado para ella Cecco Boneri, el joven criado de Caravaggio, que a su vez llegaría a ser pintor.
El cuadro, que fue comprado por Giustiniani por trescientos escudos y alcanzaría despúes una cotización diez o quince veces esa cantidad, era admirado como una obra maestra indiscutible, hasta el punto que muchos poetas de la vanguardia le dedicaron madrigales y epigramas.
De los escritos de Sandrart se deduce que lo que más parecía impresionar a sus contemporáneos era que en el «Amor victorioso» » todo estaba pintado con gran precisión, con colores realzados, una nitidez y un relieve tales que quedaba poco por detrás de lo vivo».
Tal vez era precisamente la vida del cuadro, su aspecto mejor, la vital expresión de Cecco, atrapada en una actitud natural y espontánea, a medio camino entre el guiño y la sonrisa, y el movimiento juguetón e inestable de brazos y piernas típico de la primera mocedad.