Célebre en su época, olvidado injustamente a partir de finales del siglo XVII, Georges de la Tour ocupa en la historia de la pintura francesa del llamado Gran Siglo un lugar comparable al de Vermeer en la holandesa.
Este hijo segundón de una familia que sumaba siete nació en Vic-sur-Seille, Lorena, en marzo de 1593, y se convirtió en un pintor indefinible para los estudiosos de la pintura francesa.
Las investigaciones históricas realizadas para conocer la vida y la personalidad de George de la Tour han conducido a reunir una documentación considerable y a establecer la trayectoria detallada de este pintor lorenés, aunque dejando al mismo tiempo interrogantes más o menos importantes, relativos a cada una de sus etapas.
En cuanto a la formación artística de Georges de la Tour, se coincide en creer que debió ingresar en el taller del pintor suizo Pierre Dogoz, por entonces instalado en Vic. En 1617 se casa con una joven de la nobleza, lo cual es un indicio de su ascenso social, y la pareja se trasalada a vivir a Luneville.
En julio de 1620 el duque de Lorena concedió a La Tour franquicias personales , aunque no le eximió de las obligaciones inherentes a su condición de burgués (milicia, guardia de las puertas de la ciudad, patrulla).
A partir de entonces La Tour residió en Luneville, donde poco a poco reunió una clientela entre la que se encontraba el propio duque, del cual recibió dos encargos. Los archivos informan acerca de su apacible vida de lorenés notable. Padre de diez hijos, maestro de un taller donde se sucedían los aprendices.
La Tour vivió una existencia privilegiada en medio de una Lorena en constante guerra. Tras el incendio de la ciudad en 1638, se trasladó a París, aunque regresó a Luneville con posterioridad, en 1642, fecha a partir de la cual su hijo Etienne empezó a colaborar en su obra.
La Tour, a la sazón un célebre pintor, entre 1634 y 1651 recibió de la administración de la ciudad, ya francesa, numerosos encargos de obras destinadas a convertirse en regalos de año nuevo para el flamante gobernador francés de la provincia, el mariscal de la Ferté.
Los archivos dan cuenta de una manera más regular de este período de estabilidad, que lo fue en materia política para Lorena, y en el terreno personal para el artista, si bien parece que el pintor se mostraba «odioso al pueblo», violento y de mal carácter, pretendiendo imponer a los demás una condición nobiliaria que nunca poseyó.
Su deceso, en 1652, no consigue explicar el radical olvido, en referencia a su gloria, en que cayera el artista tras su muerte. Se olvidaron incluso hasta las obras firmada por de la Tour, las cuales, de manera progresiva, dejaron de atribuirse al gran pintor lorenés.
Principales obras de Georges de la Tour
Algunas de sus principales obras fueron: «El fullero con el as de diamantes » (Museo del Louvre), «Ciego tocando la zanfonía» (Museo del Prado), «San Jerónimo penitente» (Nationalmuseum de Estocolmo), «Recién nacido» (Musée des Beaux Arts de Rennes), «San José carpintero» (Museo del Louvre), «San Sebastián llorado por santa Irene y sus mujeres» (Gemaldegalerie de Berlín).