Hacia 1659, Óleo sobre lienzo, 45 x 41 cm, Rijksmuseum de Ámsterdam.
El precio de 175 florines alcanzado por este cuadro en la subasta Dissius en 1696 sólo fue superado por el de «Vista de Delft», valorado en 200 florines.
El paso posterior por diversas colecciones de esta obra, reconocida siempre como una de las mejores de Vermeer, está bien documentado y concluyó en 1908 con su adquisición por el Estado holandés, decidida por el Parlamento.
En la escena, la presencia de elementos ambientales se reduce al mínimo; la atencíon se entra en la figura de una robusta doméstica que vierte leche en un cuenco.
La luz que entra por la ventana ilumina a la mujer, la pared tras ella y la mesa en primer plano, donde se disponen algunos sencillos objetos que constituyen un extraordinario fragmento de naturaleza muerta.
En el cesto de mimbre, al igual que en el pan y en el jarro de bronce, se percibe la técnica puntillista de luz ya utilizada por Vermeer en algunos cuadros anteriores, llevada aquí a extremos magistrales.
De la misma manera están tratados el corpiño y el delantal de la lechera, y el recipiente de metal brillante colgado al fondo.
El cuadro de Vermeer se distingue de la tradición holandesa de las escenas de cocina: la atmósfera del cuadro está determinada por el carácter de la protagonista; la actitud concentrada de la mujer y su dedicación a la satisfacción de las necesidades primarias de la familia ilustran el ideal holandés de la virtud doméstica.
Evoca también este significado la presencia del braserillo en el suelo y d3l azulejo con amorcillos, que aluden simbólicamente al afecto.