Pintura sobre tabla, 47 x 33 cm (cada una de las dos tablas). Galeria de los Ufizzi, Florencia.
Hacia 1472. Diptico de Federico de Montefeltro y su mujer Battista Sforza. Retrato de los duques de Urbino y alegorías de sus Triunfos pintados respectivamente en el anverso y reverso de las tablas del díptico.
Urbino fue una ciudad provinciana de escasa tradición cultural hasta que, en 1444, Federico de Montefeltro se hizo con el gobierno del pequeño Estado de los Apeninos del cual era capital. Hacia finales de la década de los 60, la ciudad se había transformado, gracias a su iniciativa, en uno de los principales centros humanísticos de la península itálica.
Durante la década de 1460, Piero della Francesca trabajó en Urbino para el duque y condotiero Federico II de Montefeltro, quien hizo de su corte el centro de una vida refinada y artística. Este esplendor continuó durante el reinado de su hijo Guidobaldo y sirvió de modelo a Baldassare Castiglione para su tratado «El cortesano».
Piero della Francesca pintó, seguramente, en Urbino dos de sus obras de mayor complejidad matemática: la «Flagelación de Cristo» y la «Sacra Conversazione». Piero también realizó un díptico que muestra, por un lado, los retratos de perfil de Federico y de Battista, y por el otro, dos carros triunfales guiados por querubines, que representan la apoteosis de los gobernantes (Galeria de los Ufizzi en Florencia).
La figura de Federico se recorta sobre las colinas de Montefletro, a la manera de las efigies imperiales o reales en las medallas antiguas, conjugando los detalles realistas (nariz fracturada en combate, verrugas y arrugas…) con la estilización, lo que convirtió a este retrato en un icono. El estatismo, ligado al naturalismo de la representación, fue tomado de la pintura flamenca.