1465-1474, Cámara de los Esposos, Palacio Ducal, Mantua. Pintura mural , en el lugar de origen.
La «Camera picta», como se la conocía contemporáneamente, o la Cámara de los Esposos («Camera degli Sposi»), como ha transmitido la tradición posterior, es la única empresa decorativa que, a pesar de las numerosas restauraciones que ha sufrido, se ha conservado completa e «in situ» hasta nuestros días.
Situada en la planta noble de la torre nororiental del castillo de san Giorgio, en el recinto del Palacio Ducal de Mantua, la decoración de la Cámara fue encargada por el primero de los Gonzaga al que Mantegna prestó sus servicios: Lodovico II. Los trabajos del pintor debieron empezar con toda probabilidad en 1465 y concluyeron, posiblemente, en 1474.
La estructura arquitectónica de la Cámara, una estancia cuadrada de poco más de 8 metros de lado, con cubierta aparentemente plana aunque, en realidad, algo convexa, fue transformada, gracias a la habilidad pictórica de Mantegna, en una ficticia arquitectura clásica que se muestra ante los ojos del espectador como un espacio abovedado en el centro del cual se abre, a la manera de la cúpula del Panteón de Roma, un óculo que deja ver ilusoriamente el cielo y cuyo atrevimiento de concepto y de escorzo en «sottoinsú» no se había visto hasta aquel entonces en el arte occidental.
Desde este óculo, abocadas en una balaustrada, parecen mirarnos con curiosidad, y no exentas de maliciosas sonrisas, las damas de corte -una de ellas peinándose-, y una mujer de raza negra, que comparten su privilegiado observatorio con juguetones «putti» que compiten entre sí en mostrar la dificultad acrobática y desafiante de sus posiciones.
Para dar mayor realidad al escorzo aéreo no falta el tonel con plantas y el ave que, majestuosa, se pone en la barandilla. Si se entiende la pintura como el arte de fingir lo real en una superficie, no cabe duda que Mantegna conoció todos sus secretos.
El resto de la bóveda, tratada con desbordante sentido ornamental, está dividida mediante nervaduras en ocho lacunarios, en los que aparecen, encerrados en medallones que asemejan mosaicos de oro, los ocho primeros emperadores romanos: Julio César, Augusto, Tiberio, Caligula, Claudio, Nerón, Galba y Otón, lacunarios que, a su vez, originan doce lunetos donde se representan episodios mitológicos dedicados a Orfeo, Arion y Hércules.
En la pared septentrional se representa la llamada Escena de Corte. Se identifican los personajes que en ella aparecen: Lodovico Gonzaga, su esposa Barbara de Brandeburgo y sus hijas Paola y Barberina, junto con otros personajes no identificados.
En el muro occidental, conocido genéricamente como muro del Encuentro, se representan tres escenas diferentes unidas por un hermosísimo paisaje, y tal vez relacionadas temáticamente. En la composición de la izquierda aparecen lacayos de los Gonzaga con un caballo y varios perros.
En el lienzo del muro que hace ángulo con la pared se dispone la Escena de la Corte en que Mantegna pintó el episodio que da nombre a la pared: el Encuentro. Los personajes se disponen en un espacio abierto en el fondo del cual se divisa una ciudad que, por sus monumentos antiguos, se puede identificar con Roma. En el primer plano puede verse a Lodovico acogiendo a su hijo Francesco tras haber recibido la dignidad cardenalicia.
Por ello, y aun teniendo en cuenta el doble carácter de la «camera», estancia privada pero, a la vez, lugar representativo del gobierno de Mantua, se hace difícil hallar el significado general de la decoración, si no es el de considerarla expresión de la voluntad de exaltar la gloria de los Gonzaga, considerando a Lodovico como heredero de los emperadores romanos y a Mantua como a una nueva Roma.