Expresionismo abstracto, óleo sobre cartón, 163 x 122 cms, propiedad privada.
Comentario de la obra «Bacchanale» de Hans Hofman
Refiriéndose a Hans Hofmann (1880, Weissenburg -Alemania- / 1966, Nueva York), Clement Greenberg escribía en 1961: «Yo diría que la única manera de clasificar el arte de Hofmann comienza por reconocer la singularidad del curso de su vida, que atravesó tantas tendencias artísticas como fronteras nacionales, situándole en distintos centros artísticos en el preciso momento en que éstos vivían su mayor esplendor. Además, su carrera abarcó al menos tres generaciones de artistas».
Hans Hofmann empezó a estudiar en 1898 en Múnich en una escuela privada de arte. Vivió en París desde 1904 hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914, años de aparición del fauvismo y del cubismo; como Henri Matisse, entre otros, estudió en la Academie de la Grande Chaumière y mantuvo relaciones de amistad con pintores como Sonia y Robert Delaunay.
Exento del servicio militar por motivos de salud, en 1915 inauguró en Múnich una escuela de arte en la que recibiría clases Worth Ryder, futuro director del departamento de arte de la Universidad de California en Berkeley. Accediendo a una invitación de Ryder, Hofmann viajó en 1930 por primera vez a Estados Unidos, país en el que se estableció definitivamente en 1932.
Ejerció la docencia en la Art Students League de Nueva York, donde al año siguiente abrió su propia escuela. Entre sus numerosos discípulos de renombre se encuentran Ray Eames, Allan Kaprow y Lee Krasner. La última le presentó en 1942 a su esposo, Jackson Pollock, cuya intervención hizo posible que en 1944 Hofmann realizase su primera exposición individual en Nueva York en la importante galería Art of This Century de Peggy Guggenheim.
En los cuadros de Hofmann de aquellos años, entre los cuales, además de «Bacchanale» («Bacanal») están «Idolatress» (1944) y «Ecstasy» (1947) aparecen motivos dionisíacos que trascienden lo racional y se acercan a la abstracción.
En un texto de 1948, «The search for the real in the visual arts» («La búsqueda de lo real en las artes visuales «), Hofmann exponía su convicción de que la pintura y la escultura eran una expresión de lo surreal en forma material.
Dada su manera de pintar exaltada y gestual, Hofmann aplicaba a veces el color en el lienzo directamente desde el tubo; según Greenberg, introducía en la pintura abstracta la superficie «pesada», saturada de color tanto visual como físicamente, «a traves del peso y de la densidad de su material cromático».
En el ámbito del expresionismo abstracto, Hofmann ocupa una posición singular no sólo por formar parte de una generación anterior, sino por ser, además, el primer pintor de la Escuela de Nueva York identificado con este concepto; en 1946, el crítico Robert Coates escribió en «New Yorker» sobre la extensa exposición individual de Hofmann en la Galería Mortimer Brandt y habló por primera vez de una tendencia artística actual a la que denominó «expresionismo abstracto».
Coates hizo asímismo referencia a los pulverizadores de pintura en los cuadros de Hofmann, antecedentes en cierto sentido de la técnica del «dripping» desarrollada por Jackson Pollock en 1947, que consistía en dejar chorrear o gotear la pintura sin tocar el lienzo con un pincel o una espátula.
«Su pintura es indudablemente «difícil» -señalaba Coates con cierta suficiencia hablando de la muestra de Hofmann-, y entre las dieciocho telas de su exposición hay cuatro o cinco en las que se subrayan tanto los efectos accidentales (es decir, las salpicaduras y las manchas) que estaría dispuesto a rechazarlas por totalmente absurdas si en algunas otras no ofreciese una mezcla de sutilidad y fuerza que refleja una intención global demasiado bien desarrollada como para desecharla sin más».