Adoración de los pastores – Obra barroca anónima

Obra realizada hacia 1640, este notable lienzo que, por ahora, ha de permanecer anónimo, es obra andaluza, seguramente sevillana o cordobesa, pintada por algún artista que conoce bien los modos de Zurbarán y que, seguramente, se ha formado en su taller.

Adoración de los pastores – Obra barroca anónima

Comentario de la obra «La adoración de los pastores» obra barroca anónima

El tratamiento de la luz, de recuerdo tenebrista, el modo de interpretar las telas en grandes planos de notable fuerza escultórica y el interés por los pormenores de naturaleza muerta, que se evidencian en el cestillo de los huevos  y en las pajas del pesebre en que se apoya el recién nacido, son testimonios bien evidentes de la derivación zurbaranesca.

Pero la disposición de los personajes e incluso los modelos humanos dependen de modo directísimo de una composición de Rubens, que fue muy conocida a través de una estampa de Lucas Vosterman que la difundió ampliamente.

El original del maestro flamenco se conserva en el Museo de Marsella, pero derivaciones de la estampa son muy frecuentes en España.

En este caso, el anónimo maestro ha suprimido algunos componentes de la composición rubeniana y se ha centrado en el grupo principal. La Virgen, el Niño, la anciana pastora y san José,  así como la estructura arquitectónica, el pesebre y los accesorios, siguen literalmente el modelo del grabado, aunque,  como es lógico, dándoles el tono personal zurbaranesco a que nos veníamos refiriendo.

Los dos pastores que se acercan por detrás de la anciana arrodillada se han modificado más profundamente, al variar por completo su fisonomía y al ponerse en pie para acoplarse mejor al formato vertical de la nueva composición.

Los personajes que en el lienzo de Rubens y en la estampa completaban el conjunto de formato apaisado, han desaparecido, y los animales, la mula y el buey, se han adaptado también al nuevo formato.

Es curioso que se mantengan, sin embargo, algunos efectos formales a pesar de la transformación. Así, sobre la manga de san José  se advierten ahora, bien visibles, las orejas de la mula, en el mismo lugar que en la composición original estaban los cuernos del buey.