Hacia 1506, pintura al temple sobre madera, 120 cm de diámetro, Galeria de los Ufizzi en Florencia.
Este tondo constituye el testimonio de una perfecta maestría en el equilibrio de las figuras en el espacio. La Sagrada Familia se adapta a los contornos del círculo sin estar limitada por él.
En especial, el vigor de los movimientos y la presencia de desnudos en el segundo plano «profano» constituyen un homenaje al dibujo del cuerpo humano, sometido a un efecto de relieve que lo aproxima a la escultura.
El modelado de los brazos, la torsión del busto y la tensión hacia atrás de la Virgen son reminiscencias escultóricas. Al relacionarlas con la figura de la «Aurora» de la tumba de los Medicis, se aclaran y confirman aún más estas afinidades.
En ambos casos, las carnes, llenas y firmes, arrojan sombras similares sobre el trazado del relieve.