1592. National Gallery de Londres.
Fue, sin duda, una de las mujeres más elegantes de Europa. En este cuadro se ve uno de sus vestidos más conocidos, que aparece también en un famoso cuadro que conmemora una visita de la reina a Blackfriars. El sistema de arcos rígidos que sostienen los encajes es muy elaborado y original.
A Isabel le gustaba mucho el color blanco porque destacaba su tez y el rubio de su cabello y le daba un aspecto más majestuoso.
Le gustaba bailar y tocar música, montar a caballo, ir de caza, jugar a las artes y rodearse de poetas. En esto salía claramente a su padre, Enrique VIII de Inglaterra.
Su cuñado Felipe (Felipe II de España, casado por entonces con María I Tudor), dos archiduques imperiales, dos príncipes franceses y varios nobles alemanes y escoceses pidieron su mano. Pero Isabel se enamoró de un súbdito suyo, Robert Dudley, hijo del duque de Northumberland. La reina cuidaba su virginidad como un elementode negociación matrimonial.
En este cuadro la reina, simbólicamente, pisa un mapa de su país, al que dedicará toda su vida. Se sentía casada con él. Cuando se enteró de la derrota de la Armada Invencible de España (1588), que intentaba invadir Inglaterra, pronunció esta frase memorable: «Es la hora más bella».