La Fuente de la Gracia – Jan Van Eyk (hacia 1385-1441)

Tabla. 1,81 x 1.16cms. Obra evidentemente del estilo de Van Eyck, que recuerda en su dispo sición, tipos y detalles, la famosa Adoración del Cordero Místico de San Bavón de Gante, no está aún definitivamente establecida su clasificación.

Comentario de la obra «La fuente de la Gracia» de Jan Van Eyk

No parece probable que se trate de la misma mano de Van Eyck. La duda se centra en ver en ella la copia de un original perdido o creerla obra personal de algún seguidor, hasta hoy no identificado.

La disposición. fundida con una arquitectura que como se ha dicho recuerda la esceno grafia de los «misterios», teatro religioso de la época, facilita la comprensión del simbolismo general. Dios Padre y el Cordero figuran en el centro, entre la Virgen y san Juan Bautista.

De aquellos mana un rio que conduce las hostias de la Eucaristia hasta el Mundo, representado por dos grupos contrapuestos; de una parte la Iglesia, con el papa, obispos, cardenales, reyes, emperadores, monjes y magnates; y de la otra la Sinagoga, con el Sumo Sacerdote, de ojos venda dos, y los rabinos en actitud de miedo y fuga.

El estilo eyckiano, con su pasión por el detalle menudo, por las fisonomías expresivas e individuales hasta casi la caricatura, por el rigor en la disposición espaciada con riguroso dominio de la perspectiva lineal, y el gusto por el quebrado convencionalismo de los pliegues de las telas, aparece aquí enteramente maduro.

Falta tan sólo el interés por el paisaje, que tan magistralmente cultivaron y que aquí se reduce al pequeño prado florido en que se sientan algunos ángeles músicos.

Se han dado algunas identificaciones muy verosímiles, para personajes de la Iglesia: el Emperador podía ser Segismundo; el caballero que sigue al Rey debe ser Luis II, duque de Borbon, que porta el collar de la orden del «Bastón nudoso», de la que fue maestro, y el Papa es probablemente Martin V.

La tabla procede del monasterio del Parral de Segovia y entró en el Museo en 1872 con los cuadros dela Trinidad. Se conocen varias copias posteriores, que acreditan su fama y difusión.