1651, óleo sobre lienzo, 400 x 400 cms, Museo y Cartuja de san Martín, Nápoles.
Comentario de la obra «La comunión de los apóstoles» de José de Ribera
Fue encargado a Ribera en 1638, pero a causa de sus problemas de salud no se terminó hasta trece años después, como indica la fecha que acompaña su firma.
El seis de octubre de 1651, con ocasión de las celebraciones en honor de san Bruno, se expuso en el coro de la Cartuja de san Martín junto al «Lavatorio» de Battistello Caracciolo.
Como pago por el lienzo se habían pactado mil ducados, pero el artista fue aportando modificaciones, sobre todo en el número de figuras, que acabaron por ser bastantes más de las previstas en un principio.
En 1652, después de la muerte de Jusepe, su viuda y su hijo hicieron notar que los cartujos siempre habían pagado al artista cien escudos por figura de cuerpo entero y que en el lienzo había trece y la compensación habría debido ser no mil ochenta y cinco, como se había satisfecho al pintor en vida, sino mil trescientos. Los jueces atendieron a las razones de los herederos y ordenaron que se pagase la diferencia.
Ribera pone en escena una especie de función teatral sobre la que se alza un telón rojo: los personajes están rigurosamente dispuestos en la mitad inferior del lienzo, en variadas actitudes y expresiones, siempre controladas.
Algunos críticos han distinguido en el gran lienzo algunas incongruencias estilísticas en las cuales han visto confirmada la hipótesis según la cual el cuadro se inició a finales de los años treinta y se concluyó casi una década después, cuando mejoró su salud y pudo volver a trabajar.
Pero, a pesar de estas incongruencias, el resultado final es de una extraordinaria homogeneidad gracias a la organización compositiva monumental, a la luz natural que invade toda la escena y a la elección de elegantes tonalidades.
Tal vez sea ésta la obra en que el pintor expresó con mayor entusiasmo la adhesión a la pintura luminosa de Tiziano y Veronés, de Rubens y Van Dyck.