Esta obra también se conoce con el nombre «Filósofo Sonriente», 1630, óleo sobre lienzo, 125 x 81 cms, Museo del Prado
Comentario de la obra «Demócrito» o «Filósofo sonriente» de Ribera
Se muestra aquí a un personaje masculino muy modestamente vestido, con una capa sobre los hombros echa de diferentes trozos de tela y atados alrededor del cuello con un cordón.
En la mesa, ante él, hay varios libros y un rollo de papeles; en la mano derecha tiene un compás y en la otra una hojas con dibujos geométricos. Estos elementos, sobre todo el compás, han llevado en el pasado a identificarlo con Arquímedes, el célebre matemático de Siracusa.
Algunos estudiosos, por el contrario, han visto en él a Demócrito, a quien la iconografía tradicional representa sonriendo, como en este cuadro.
Como en otras obras de Ribera, un poderoso espíritu realista impregna la representación del sujeto, que podría ser «un campesino cualquiera visto en las callejuelas de Nápoles en la época del virreinato y en el cual el pintor supo captar los signos del antiguo origen griego-oriental», como ha observado Spinosa.
Estamos ante un auténtico retrato, caracterizado por una gran intensidad expresiva además de por una despiadada descripción del dato real, que no ahorra los detalles menos gratos, como la piel del rostro, surcado por profundos pliegues, y las manos arrugadas.
Precisamente este extraordinario realismo impide aceptar una posible influencia de Velázquez en el valenciano, sugerida por la evidente semejanza del «Demócrito» con el cuadro de «Los borrachos» de Velázquez. En éste, la factura es mucho más libre y sintética y la técnica parece distinta de la de Ribera.
El cuadro, que figura en las colecciones españolas al menos desde 1700, pasó al Museo de El Escorial y de allí al Prado. Como ha conjeturado Pérez Sánchez, es probable que formase parte de una serie de «Filósofos» mencionados en el inventario del Escorial de 1700, de los cuales se especifican sólo las medidas y cuyo tema se describe.