1636-1637, óleo sobre lienzo, 125 x 92 cms, The J. Paul Getty Museum de Santa Mónica..
Comentario de la obra «Un filósofo» de José de Ribera
La figura solemne de un filósofo sale de las sombras oscuras del fondo; lleva en sus manos un libro con diversas figuras geométricas, cuyo texto, en caracteres griegos, es ilegible. Su rostro está pintado con gran atención a los detalles, desde la descuidada barba hasta las arrugas de la alta frente y los pliegues irregulares de los párpados, sobre unos ojos oscuros y penetrantes.
El artista retrata a este sabio desconocido no con los rasgos de una persona noble y refinada sino como un individuo marcado por una vida dura, vestido con ropas sucias y gastadas, para acentuar el interés del sujeto en cuanto a la satisfacció de instintos intelectuales y no materiales.
Aunque no hay elementos que permitan identificar al personaje, los diagramas matemáticos del libro hacen pensar que Ribera pretendía representar a algún famoso pensador de la antigüedad como Euclides o Pitágoras. En la producción del artista no faltan imágenes de sabios y filósofos que suscitaron gran interés entre sus contemporáneos.
El cuadro presenta afinidades con la serie de los «Filósofos», hoy dispersa por varios museos del mundo, encargada en mayo de 1636 por el agente en Nápoles del príncipe Karl Eusebius de Liechtenstein. En principio, el comitente había pedido doce cuadros, pero en abril de 1637 sólo se entregaron seis y no hay ningún documento que pruebe que se llegaran a realizar los otros seis.
En esta serie, el pintor usa un estilo vibrante y nervioso, interpretando las figuras con un áspero realismo pero con un talante de nobleza y seriedad. En ellas, como en el lienzo del Getty Museum, el tenebrismo de los años juveniles deja paso a un tratamiento más difuso de la luz: los pensadores de la mano Antigüedad , pintados con una pincelada enérgica, están envueltos en una armósfera dorada, que realza sus rasgos faciales.