Obra también conocida como «Sofonisba recibiendo la copa envenenada», creada en 1634, óleo sobre lienzo, 142 x 153 cms, Museo del Prado.
Entre los cuadros de historia de Rembrandt, éste es uno de los más discutidos desde el punto de vista iconográfico, tanto que ni los estudios más recientes y documentados han llegado a una postura unánime.
En el cuadro se ve a una mujer ricamente vestida, a la que ropajes y joyas caracterizan como una reina; la majestuosidad de la figura confirma tal indicación. Mientras la mujer se pone la mano en el pecho, una sirvienta le tiende una espléndida copa que coge con un velo.
En el fondo se entrevé una vieja, pintada por otra mano sobre una figura de Rembrandt que llevaba un objeto redondeado.
Las interpretaciones iconográficas se inclinan por dos temas distintos de la historia antigua: Artemisia recibiendo las cenizas de Mausoleo o Sofonisba recibiendo la copa envenenada.
Sofonisba, esposa de Siface, rey de Numidia, y aliada de los cartagineses, fue hecha prisionera por Masinisa, que le prometió protegerla de los romanos.
No pudiendo mantener su promesa, el rey le envió un mensajero con una copa de veneno: para no caer en manos de sus enemigos, la mujer bebió y murió.
El tema de la copa aparece también en la historia de Artemisia, esposa del sátrapa Mausoleo: al morir su marido, ella hizo construir un grandioso sepulcro y, queriendo convertirse ella misma en tumba viviente de su amado, ingirió sus cenizas mezcladas con una bebida.
En la tradición figurativa de Artemisia se representa habitualmente el momento de echar las cenizas a la copa. Así es, por ejemplo, en un cuadro de Rubens que entró hacia 1632 en la colección del estatúder, donde quizá Rembrandt tuvo ocasión de verlo.
Los elementos que aparecen en la pintura, en especial la controvertida figura de la vieja, no permiten una identificación irrefutable. Con independencia de su identidad, este personaje real está muy próximo a otras figuras históricas de mediados de los años treinta, como «Saskia caracterizada como Flora».