Ángel portador de la Eucaristía – Giovanni Battista Tiepolo

Lienzo. 1,85 x 1,78.

Ángel portador de la Eucaristía obra de Giovanni Battista Tiepolo
Obra «Ángel portador de la Eucaristía» de Giovanni Battista Tiepolo

Comentario de la obra «Ángel portador de la Eucaristía» de Giovanni Battista Tiepolo

Último gran maestro de la pintura veneciana y quizá de toda la pintura italiana de la corriente tradicional, Gian Battista Tiepolo es también el último de los grandes artistas italianos en directo contacto con la corte española.

Llamado por Carlos III para continuar las decoraciones del nuevo Palacio Real, llegó a Madrid con sus hijos en 1762, y en Madrid murió en 1770.

Su obra madrileña, como en el caso de Giordano, extrema sus calidades a pesar de ser ya a su llegada hombre viejo, y en el techo del Salón del Trono quedó sin duda una de sus obras maestras.

Aparte de los frescos de Palacio, quizás el conjunto más importante de lo realizado en España fuese la serie de cuadros que adornaron los altares del convento de San Pascual de Aranjuez.

Encargados en 1767 y concluidos en 1770, son sin duda las últimas obras en que se ocupó, falleciendo apenas entregadas. Los lienzos fueron casi inmediatamente sustituidos por otros de Mengs y Bayeu, más acordes con la creciente moda neoclásica que vería sin duda en Tiepolo demasiada opulencia y sensualidad.

Los cuadros fueron maltratados casi con saña y olvidados, pero hoy se ha reunido en el Prado buena parte de lo que subsiste de ellos. Esta bellísima imagen del Ángel con la Eucaristía, no es sino el fragmento superior del cuadro que había de ocupar el altar mayor, con la imagen del santo titular.

El conjunto lo conocemos bien por el boceto que guarda una colección privada y por el grabado que de él hizo Domenico, el hijo del pintor. El Prado posee también, gracias al legado de don Luis Errazu (1926), un importante fragmento de la parte inferior, con la figura del Santo.

En este fragmento, la belleza del ángel -el mismo modelo usado en otras ocasiones, sin duda la bellísima amante de Tiepolo, que le acompañó en su viaje y a quien respetaban y admiraban también los hijos del pintor- se vela con un poso de digna melancolía.