Expresionismo abstracto, óleo sobre lienzo, 107 x 123 cms, Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Comentario de la obra «Agua del molino florido» de Arshile Gorky
En 1981, con ocasión de una retrospectiva de su obra en el museo Guggenheim de Nueva York, Thomas M. Messer utilizó un lenguaje enfático para definir la posición artística clave de Arshile Gorky (1904, Khorkom -Armenia- / 1948, Sherman, USA) en el punto de intersección del surrealismo y del expresionismo abstracto: «Considerado como el producto final de una evolución histórica, Arshile Gorky es el último eslabón de una cadena de pintores modernos que han determinado nuestra visión desde finales del siglo XIX.
Pero al mismo tiempo y sin entrar en contradicción con esta concepción reconocemos en Gorky los atributos de un pionero. En efecto, sus características y puntos de vista pictóricos contribuyeron a moldear una generación de americanos que, tras haber librado sus batallas más decisivas más o menos por las fechas de la muerte del pintor, alcanzaron la fama y triunfaron en los años cincuenta como los mártires y los héroes de la Escuela de Nueva York «.
Según la retórica de Messer, Gorky, quien se ahorcó en su estudio en 1948, formaría parte de los mártires. Nacido en Armenia con el nombre de Vosdanik Adoian, en 1920 emigró con su hermana a Estados Unidos huyendo de las persecuciones y expulsiones promovidas por el gobierno turco.
Pintó su primer cuadro en la primavera de 1924, que firmó con el seudónimo de Arshile Gorky, con un nombre que recordaba al héroe griego Aquiles y un apellido que evocaba al escritor ruso Máximo Gorki.
Pocos meses después se trasladó a Nueva York, exactamente el mismo año en que se publicaba en París el «Primer manifiesto del surrealismo», de André Breton. En 1944 conoció a Breton y trabó amistad con otros surrealistas emigrados.
A finales de los años veinte, Gorky trabajaba bajo la influencia del cubismo sintético de Georges Braque y Pablo Picasso, y su obra figurativa de los años treinta se inspiraba en las figuras neoclásicas de Picasso.
Sin embargo hacia mediados de la década era ya el surrealismo la corriente determinante en su evolución artística, sobre todo a través de André Masson y de Joan Miró. Comentando sus intensas exploraciones de las tendencias modernas decía Gorky en 1945: «El arte es un lenguaje que hay que dominar antes de transmitirlo».
El mismo año realizó su primera exposición individual en la Galería Julien Levy de Nueva York, que expuso su obra de una manera regular hasta su muerte (la primera exposición de Gorky tuvo lugar en 1931 en las Mellon Galleries de Filadelfia y su primera muestra individual en Nueva York, en 1938, en las Boyer Galleries); desde entonces, por primera vez en su carrera, pudo vivir sin problemas económicos. Para el catálogo, Breton escribió un texto con el título «The Eye-Spring» («El manantial del ojo»), en el que analizaba la aproximación de Gorky al surrealismo y su diferente acercamiento a la producción plástica.
Mientras que para la consecución de su proceso artístico los surrealistas confiaban en el «automatismo psíquico», en cuadros como «Water of the Flowery Mill» («Agua del molino florido») Gorky se apoyó en la observación de la naturaleza. Según sus propias palabras, en el verano de 1942 empezó a «mirar la hierba» en la granja de sus suegros en Virginia y a dibujar del natural las formas y los movimientos de las plantas y de los insectos en pleno calor estival.
En «The Eye-Spring » señalaba Breton: «Es la primera vez que la naturaleza está tratada como un criptograma»; uniendo recuerdos y asociaciones, estudios del natural y otras formas de origen artístico, en parte también de la cultura armenia, creó «híbridos» que le permitían «descifrar la naturaleza para descubrir el ritmo de la propia vida».