Elías – Ribera

1638, óleo sobre lienzo,  168 x 97 cms, Cartuja de san Martín de Nápoles.

Comentario de la obra «Elías» de José de Ribera

En 1638, Giovan Battista Pisante, prior de la Cartuja de san Martín,  encargó a Ribera la decoración de la pared de la entrada y los arcos de las capillas laterales de la iglesia.

El artista tiene que pintar catorce lienzos con patriarcas y profetas del Antiguo Testamento  que se colocarían en marcos de mármol polícromo diseñados por Cossimo Fanzago.

En la pared de la entrada, en los lados de la puerta, irían las figuras de Moisés y Elías en marcos  mixtilíneos; para ellas se estipuló un pago de cincuenta ducados cada una; en los arcos de las capillas laterales, a lo largo de la nave, las de cuerpo entero de Noé, Joel, Aegeo, Abdías, Oseas, Amón, Jonás, Daniel, Ezequiel, Miqueas, Habacuc y Sofonías.

Al ser de mayores dimensiones, el pago por estos lienzos se fijó en ochenta ducados cada uno. La serie se inició en 1638, como resulta del documento de pago de los primeros lienzos entregados por Ribera, «Moisés» y «Elías», y no se terminó hasta cinco años después, a finales de 1643.

Los patriarcas y profetas pintados por Ribera poseen la misma energía de sus apóstoles y filósofos de los años treinta, pero en comparación con éstos  parecen distanciarse del espectador por su estructura monumental y por estar concentrados en el estudio.

Mientras que los filósofos llevan en sí los signos de una vida de penurias, inspirando respeto por estar tomados de la realidad cotidiana, los profetas de san Martín semejan estar en trance; su expresión se ajusta a la vieja tradición iconográfica de los sabios representados con largas barbas y diversos pergaminos y libros para convencer al espectador de su importancia.

Elías está envuelto en un manto blanco, de perfil y con el rostro vuelto hacia el observador.  En la mano izquierda lleva un libro y en la palma de la derecha arde una llama, símbolo de la zarza ardiente.