Las noticias que se conocen de Jaume Huguet se han negado a dar luz por ellas mismas a aspectos relevantes de su biografía. Así, no es de extrañar que las interpretaciones que de los documentos han realizado distintos especialistas hayan dado pie a hipótesis opuestas y que el catálogo de su obra se haya revisado en más de una ocasión.
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Incertidumbres y preguntas sin respuesta envuelven aún hoy buena parte de la prolongada trayectoria artística de Huguet, la figura que domina el panorama catalán de la segunda mitad del siglo XV y cierra, con todo esplendor, en una Barcelona acuciada por la crisis económica, social y política de una guerra civil, la brillante tradición pictórica de la Cataluña medieval.
Los abundantes encargos que Jaume Huguet recibió de las cofradías de artesanos y mercaderes barceloneses, y de las parroquias de la ciudad condal y sus alrededores, o su condición de pintor real, constatan el elevado aprecio en que Jaume Huguet fue tenido por sus contemporáneos. Pero tras su muerte, como sucede con la mayoría de pintores hispanos medievales, su fama y su nombre se eclipsaron para no reaparecer prácticamente hasta nuestro siglo.
Biografía de Jaume Huguet
Nació en Valls hacia 1413-1414. Sus primeros pasos en el oficio de pintar los debió dar de la mano de su tío, Pere Huguet, pintor y uno de los tutores que se hicieron cargo de él y de su hermano Antoni tras el fallecimiento de su padre. Hasta 1448, fecha en la que por primera vez aparece documentado en Barcelona, la figura de su tío Pere debió de ser muy importante para el joven Jaume Huguet.
En la Barcelona del segundo cuarto del siglo XV pudo conocer a Lluís Dalmau, a quien tanto debe el Retablo de Vallmoll, y a Bernat Martorell, vecino de Pere Huguet. A partir de 1448, y hasta 1492 (fecha de su fallecimiento), residió en la ciudad condal.
A juzgar por los numerosos encargos que recibió en este largo período, hay que pensar que su pintura fue muy apreciada por sus clientes. Huguet fue, efectivamente, el pintor preferido por las cofradías de artesanos y mercaderes de la ciudad, que querían honrar con grandes retablos recargados de oros a sus santos protectores en las capillas que les dedicaban en la catedral o en iglesias parroquiales y conventuales.
Jaume Huguet es el último de los grandes pintores góticos del Mediterráneo, un pintor que se gesta en la estela de artistas como Lluís Borrasa y, sobre todo, Bernat Martorell, pero también en la de Lluís Dalmau que conocía de cerca el arte flamenco.
La impronta de éste, del arte del mediodía francés y de la Italia septentrional se harán patentes en sus retablos a pesar de la servidumbre debida a su clientela, afecta al gusto tradicional por la estructura compartimentada de los retablos y por los suntuosos fondos de oro.
Aunque no emplea la técnica del óleo, Huguet adopta tipologías flamencas y se detiene tanto en pintar transparencias, como en buscar lo individual en el rostro de sus personajes y lo físico en las cosas que representa, al tiempo que siguiendo las innovaciones renacentistas compone espacios verosímiles que se hacen presentes a través de la arquitectura y la luz.
Principales Obras
- Retablo de Vallmoll (1450, pintura sobre tabla, Museo Nacional de arte de Cataluña)
- Retablo de San Vicente Sarria (1450-1460, pintura sobre tabla, Museo Nacional de arte de Cataluña)
- Retablo de San Miguel Arcángel (1455-1460, pintura sobre tabla, Museo Nacional de arte de Cataluña)
- Tabla de San Jorge y la Princesa (1460, pintura sobre tabla, Museo Nacional de arte de Cataluña)
- Retablo de los Santos Abdón y Senén (1458-1461, pintura sobre tabla, iglesia de Santa María de Tarrasa)
- Retablo de San Agustín (1466-1475, pintura sobre tabla, Museo Nacional de arte de Cataluña)