Expresionismo Abstracto. Óleo sobre lienzo. 174 x 147 cms. Modern Art Museum of the Fort Worth.
«En la orilla más apartada del expresionismo abstracto»: así se titulaba en 1996 el primer capítulo de un catálogo de la Escuela de expresionismo abstracto de San Francisco.
El arte abstracto realizado en el área de la bahía desde los años cuarenta hasta mediados de los sesenta fue considerado durante mucho tiempo reflejo y evolución de las influencias de la Escuela de Nueva York, debido entre otras cosas a que Mark Rothko y Clyfford Still habían ejercido la docencia en la California School of Fine Arts de San Francisco en la segunda mitad de la década de 1940.
Sin embargo, finalmente se planteó la existencia de un expresionismo abstracto propio de la costa oeste no menos complejo y heterogéneo que su correspondiente de la costa este.
Es cierto que los pintores de ambos extremos del país reaccionaron de una forma similar a una situación internacional, cultural y política general; además, la actividad académica y las exposiciones conjuntas facilitaban el intercambio.
Sin embargo, también había diversos factores locales que los diferenciaban, como por ejemplo la influencia del escenario subcultural «beatnik» de san Francisco, la referencia asiática característica de la costa oeste americana o la marcada aproximación artística al paisaje.
Richard Diebenkorn (1921, Portland – 1993, Berkeley) se crió en San Francisco, ciudad a la que volvió en 1946 tras su alistamiento en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial.
Estudió en la California School of Fine Arts, donde empezó a dar clases en 1947. Su estilo pictórico, marcado hasta entonces entre otros por el modelo de Clyfford Still, sufrió un cambio al ampliar sus estudios en Albuquerque, Nuevo México, entre 1950 y 1951; como consecuencia del distanciamiento de las primeras impresiones empezó a aplicar la pintura de una manera más fluida y a aclarar los tonos.
Por otra parte, Diebenkorn se enfrentó con mayor intensidad al paisaje, como indican los títulos de sus series de la primera mitad de los años cincuenta -Albuquerque, Urbana, Berkeley- :»Quizá por mi temperamento haya sido siempre paisajista -decía Diebenkorn-, pero he luchado siempre contra ello.
Durante años no he tenido el color azul en mi paleta porque me recordaba demasiado las características espaciales del paisaje convencional. Ahora bien, en Albuquerque me relajé y empecé a pensar en las formas naturales en relación con mis propios sentimientos».
Por lo demás, Diebenkorn compartía esta aproximación de tono lírico a las impresiones de la naturaleza y del paisaje con otros pintores de la segunda generación del expresionismo abstracto como Helen Frankenthaler o Joan Mitchell.
En la serie «Urbana» de Diebenkorn, con sus campos de color atravesados por líneas, confluyeron otras dos experiencias decisivas: la retrospectiva de Matisse celebrada en Los Ángeles en 1952 y un vuelo de Albuquerque a San Francisco el año anterior, durante el cual descubrió una nueva perspectiva abstracta del paisaje, como señaló en 1986 en una entrevista con Gerald Nordland:»La vista aérea me ofreció una amplia variedad de posibilidades de tratamiento de una superficie plana como lodo o pintura extendidos. Las formas que operan a escasa profundidad descubren al pintor una amplia gama de posibilidades».
Tras un intermedio figurativo entre 1955 y 1967, a finales de los años sesenta Diebenkorn volvió con «Ocean Park», su serie más conocida y extensa, al género del «paisaje abstracto», etiqueta que la revista «Life» acuñó para su obra en 1954.