1518-1520, óleo sobre tela, 405 x 278 cm, Pinacoteca del Vaticano.
La culminación de la obra. «La transfiguración » es el último cuadro de Rafael en que el pintor plasmó la síntesis de su arte.
La expresividad de los personajes y sus gestos desordenados, pero perfectamente coherentes, confieren a esta obra una dimensión dramática que combina tensiones y fluidez.
En el plano sagrado, en la parte superior, realiza una reflexión pictórica y simbólica de la luz al relacionar la mandorla de Cristo (el aura que lo rodea) con la puesta de sol.
Considerada por sus contemporáneos una obra cumbre, este cuadro muestra las cualidades visionarias de Rafael y su papel como iniciador de corrientes posteriores, desde el luminismo hasta el manierismo.