1632, OLEO SOBRE LIENZO, 227 x 301 cms, Museo del Prado.
Comentario y análisis de la obra «Ticio» de José de Ribera
Representa un episodio narrado en el Libro IV de las «Metamorfosis» de Ovidio: Ticio, el gigante hijo de Zeus y de la ninfa Elara, había tratado de violentar a Latona y por ello lo mataron Apolo y Artemisa.
Fue condenado al Hades para toda la eternidad, rodeado de buitres que devoraban su hígado; el suplicio no tenía fin, pues el órgano se le regeneraba continuamente.
Como esta pena es la misma que la infligida a Prometeo, ambas iconografías se han confundido a veces, aunque el contenido simbólico de las dos historias es distinto.
Ticio, con cadenas en las muñecas, está tendido sobre un bloque de piedra en una postura retorcida: apoya el pie derecho en el suelo y para mantener el equilibrio usa la mano contraria.
Por una abertura en el costado izquierdo le sale el hígado, y un buitre le devora el intestino. El cuerpo emerge de la oscuridad del fondo, iluminado por una luz violenta que, despiadadamente, pone al descubierto todos los detalles, hasta la frente arrugada por el atroz sufrimiento.
En el Prado se conserva otro cuadro con «Ixión » que formaba parte de la misma serie de los «Condenados». Éste ha sido identificado con uno de los dos lienzos que do Jerónimo de Villanueva compró a la marquesa de Charela en 1634 para decorar el palacio del Buen Retiro durante las festividades de san Juan y san Pablo.
Dado que en el documento que atestigua la adquisición del «Ixión » se especifica que su «pendant» o pareja es un «Sísifo», parece difícil identificar este lienzo con el que estamos examinando.
Los estudiosos han conjeturado por tanto que éste fuese comprado en época posterior y que el «Sísifo» se haya perdido; no se excluye la posibilidad de que quien hizo la relación de cuadros comprados por Villanueva se confundiera y escribiera «Sísifo» en vez de «Ticio».