Pintura moderna, óleo sobre lienzo, 243 x 4 cms, en el MOMA.
Comentario de la obra «The Wild» de Barnett Newman
Barnett Newman empezó a trabajar hacia 1950 en una serie de cuadros de dimensiones no habituales.
Por un lado tenía formatos apaisados de más de cinco metros de anchura, como «Vir Heroicus Sublimis» (1950-1951) y «Cathedra» (1951), y por el otro, formatos verticales de sólo unos centímetros de anchura, con «The Wild» («Lo salvaje») como caso extremo.
Sobre un fondo azul grisáceo se extiende por toda la superficie pictórica una franja de color de doble acabado y se unos dos centímetros de anchura, cuya capa superior se difumina en los bordes.
Con «The Wild», Newman dirigía la atención del espectador hacia el «zip» (cierre de cremallera), que dividía y a la vez unía los campos monocromos de sus cuadros, otorgándole expresamente un papel decisivo.
Según Thomas B. Hess, ésta fue la respuesta de Newman a la concepción de un comisario que defendía la tesis de que en sus cuadros únicamente se trataba la relación de los campos de color entre sí, situándolo en la tradición de la Bauhaus.
Por otra parte, Newman quería poner de relieve que en su pintura lo importante no era el formato, sino la escala. Así decía en 1966 en una entrevista refiriendose a «The Wild» : «Creo que se mantiene tan bien como cualquier otro cuadro grande mío. Se trata del problema de la escala y la escala es cuestión de sentimiento».
Si con el «zip» aislado de «The Wild», Newman apela expresamente al sentido de la escala -vinculado a la presencia física de la obra y del espectador en el espacio-, lo hará más aún en su primera escultura «Here I» («Aquí I»), también de 1950, exhibida en 1951 junto a «The Wild » en su exposición individual en la Galería Betty Parsons.
En «Here I», el principio del «zip» aislado se traslada claramente a la tercera dimensión. Realizada inicialmente en yeso, no hubo dos ejemplares de la escultura en forma de vaciados de bronce hasta 1962; las esculturas afines «Here II» y «Here III» son de 1965-1966.
En el caso de «Here I», sobre un pedestal casi cuadrado, con aspecto provisional -es una caja de madera de botellas de leche-, hay dos acumulaciones amorfas de yeso, de cada una de las cuales se alza una columna plana de unos 245 cms de altura; una más estrecha de bordes laterales lisos y otra más ancha de contornos quebrados.
El trabajo inusual de Newman, que marca un lugar, indujo a los intérpretes contemporáneos a una serie de lecturas simbólicas, por ejemplo en relación con la religión judía, o bien a concebirlo como una metáfora de Nueva York en cuanto ciudad de inmigración y centro artístico del mundo occidental.
Con frecuencia se cita como posible inspiración de la concepción de «Here I» una exposición de las esculturas de yeso con forma de estelas de Alberto Giacometti, que Newman contempló en 1948 en la Galería Pierre Matisse de Nueva York.
Fue asímismo muy importante su visita en 1949 a los santuarios indios de Ohio, que Newman recomendaba como lugar para alcanzar una percepción del propio ser más profunda.
En este sentido escribió retrospectivamente: «Mirando este lugar sientes que estás aquí, aquí…y que fuera (al otro lado de los límites del lugar) hay caos, naturaleza , ríos, paisajes…
Pero aquí tienes un sentido de tu propia existencia…Me impliqué en la idea de hacer presente al espectador: en la idea de que el hombre está presente.»