«Si para él los años treinta y los primeros cuarenta fueron el ‘limbo’, los comprendidos entre 1955 y 1960 fueron su infierno», señalaba Thomas B. Hess en el catálogo publicado en 1971 con ocasión de la exposición retrospectiva de Barnett Newman en el MOMA.
Tanto en la atención general del público como en cuanto a las ventas de sus obras, Newman se encontraba claramente por detrás de pintores tales como Franz Kline, Jackson Pollock, Mark Rothko o Willem de Kooning, circunstancia que no cambiaría hasta 1959. Los años 1956 y 1957 fueron de crisis creadora, durante la cual no pintó nuevos cuadros. En 1957, Newman sufrió un infarto de miocardio; fue una experiencia decisiva que comparó con un «psicoanálisis instantáneo».
Comentario de la obra First Station de Barnett Newman
El primer cuadro que pintó tras el infarto, a principios de 1958, tenía un formato vertical estrecho, 219 x 15 cms, y llevaba el título de «Outcry», en relación con «The wild«.
Colocaba así la primera piedra de la serie «Stations of the Cross-Lema Sabachtani» («Estaciones del vía crucis -Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»), considerada una de sus obras más importantes y calificada por el historiador de arte Franz Meyer de «Capilla Sixtina del siglo XX».
Newman empezó a tabajar en los dos primeros cuadros en febrero de 1958 sin concebirlos como parte de un ciclo o «variaciones de un tema», según decía en 1966: «Comencé estos cuadros hace ocho años como suelo empezar todos los míos: pintando.
Mientras realizaba el cuarto de la serie pensé que tenía entre manos algo especial. En aquel momento, la intensidad que yo sentía en el cuadro me llevó a pensar en las estaciones del vía crucis. Mientras trabajaba, la obra misma empezó a ejercer un efecto sobre mí. Como yo influyo en la tela, la tela influye en mí».
Desde el siglo XVII y según la iconografía cristiana, el vía crucis está formado por catorce estaciones de la Pasión-desde la sentencia de muerte hasta el sepulcro-; con su versión en catorce partes, Newman se atuvo a esta tradición sin ilustrar los pasos uno por uno. Redujo sus medios a los colores negros (en tres estaciones) y blanco, y a «zips» marcados o desflecados, hechos con ayuda de cinta adhesiva y aplicados sobre telas no imprimadas del mismo tamaño.
Con este limitado instrumental, Newman consiguió un amplio espectro de efectos estéticos. En el año 1966, con «Be II» (1961-1964) añadió a la serie su último cuadro, que aunque se había expuesto en la Galería Allan Stone con el título de «Resurrection» (atribuido a Tony Smith, amigo de Newman) en 1962, no estuvo terminado hasta 1964.
El subtítulo de la serie remite a «Outcry», de 1958. En una declaración motivada por la presentación de «Stations of the Cross» escribía Newman: «Lema Sabachtani: ¿Por qué? ¿Por qué me has abandonado? ¿Con qué objetivo? Ésa es la verdadera Pasión, el grito de Jesús. No el terrible camino que asciende la Vía Dolorosa, sino la pregunta sin respuesta».
Reivindicaba así una vez más el contenido de su proyecto artístico. Al mismo tiempo subrayaba la dimensión autobiográfica y autorreflexiva del ciclo insistiendo en que el título no debía interpretarse en sentido literal, sino como metáfora de sus sensaciones al pintar los cuadros: cada estación del vía crucis era una etapa en su vida tanto personal como artística.