El tahúr con el as de diamantes – Georges de la Tour

Obra también conocida como «el tahúr» o «el fullero con el as de diamentes», obra de 1636-1638, Óleo sobre tela,  106 x 146 cms, Museo del Louvre.

El tahúr con el as de diamantes - Georges de la Tour
«El tahúr», «El tahúr con el as de diamantes» o «el fullero con el as de diamantes» una de las obras más conocidas de Georges de la Tour.

De entre las obras de La Tour, «El fullero con el as de diamantes» tiene un lugar privilegiado, puesto que esta obra fundamental en el conjunto de la creación de Georges de la Tour es una de las escasas composiciones  que permiten redescubrir al artista.

Historia de «El tahúr con el as de diamantes»

La historia de la tela es digna de una novela policíaca. Comienza con un aficionado al arte, Pierre Landry, quien en 1926 adquirió el cuadro que estaba expuesto «encima de un armario», en una tienda de antigüedades próxima al Pont Neuf. Landry leyó en la tela  la siguiente inscripción: «Georgius de la Tour fecit».

Esto le permitió relacionar el cuadro con el célebre «Tocador  de zanfonía» del museo de Nantes. Justo entonces comenzaba a identificarse a la Tour como el autor de escenas nocturnas iluminadas a contraluz (destacan sobre todo el «Recién nacido » del museo de Rennes y el «San José carpintero» del museo del Louvre), y a devolver de esta manera al pintor lorenés la autoría de un conjunto de cuatro pinturas -tres de las cuales llevan su firma- que se habían adjudicado sucesivamente a Zurbarán,  Murillo o Juan Rizzi.

En adelante, La Tour ya no se presentaría sólo como el autor de pinturas nocturnas,  sino también como un creador de escenas diurnas. Acababa de abrirse el camino para la identificación de un conjunto más vasto de composiciones.

Cuatro personajes animan esta enigmática composición: un hombre joven, un hombre maduro, una muchacha y una mujer adulta. Los jóvenes, hombre y mujer, están vestidos de rojo (falda y calzón) y con los torsos cubiertos.

El hombre maduro, el «fullero», tiene el rostro en sombras, las ropas de color ocre mate, y su postura es indolente,  auténtico símbolo de vida disipada.

La mujer madura, cuyo rostro resplandece en el centro de la composición, también está tratada con colores menos brillantes que los de la joven: un vestido de terciopelo marrón ornado con pasamanería dorada.

Sólo el sombrero que lleva, en el que destaca, en medio del rojo cinabrio de la tela, una pluma anaranjada, aporta un toque de color vivo. La Tour no deja al azar ningún detalle de la indumentaria: la mujer lleva perlas en ambas muñecas, el cuello,  la cabellera  y en los pendientes.

En la iconografía clásica la perla es un símbolo de la prostitución o de costumbres corruptas. ¿Acaso la representación tradicional del arrepentimiento  de María Magdalena no se apoya, como en Caravaggio,  en un collar de perlas roto arrojado al suelo, signo de la renuncia al pecado?

Si la luz del conjunto de la composición permite suponer una hora diurna, el claroscuro también está presente en el tratamiento de la obra.

Las sombras proyectadas, como la del brazo derecho del fullero, son lo bastante fuertes como para inducir una cierta interpretación: la escena representa el momento clave en que un joven ingenuo será «desplumado» por tres cómplices sagaces.

La triquiñuela está clara: el fullero se dispone a extraer del cinturón un as de diamantes que le permitirá ganar la mano, la mujer joven sirve vino al mozo para facilitar su distracción en caso de necesidad, y la mujer madura, cuya mirada abarca el conjunto de la escena, está presentada como la instigadora de la intriga.

«El fullero con el as de diamantes» del Museo del Louvre es comparable con «El fullero con el as de trébol» del Kimbell Art Museum de Fort Worth, Texas. La escena representada es estrictamente la misma, no obstante, la versión del museo norteamericano por lo común se juzga anterior en unos pocos años a la del Louvre.