Alegoría de la pintura – Vermeer

Hacia 1666, Óleo sobre lienzo,  120 x 100 cms, Kunsthistorisches Museus de Viena.

Alegoría de la pintura Johannes Vermeer obras y biografía

Se sabe que el 24 de febrero de 1676 la viuda de Vermeer,  Catharina Bolnes, cedió a su madre una pintura titulada «El arte de la pintura» como indemnización parcial por préstamos nunca devueltos; hay que entender, según parece, que la mujer quisiera salvar el cuadro de la inminente venta en subasta de todos sus bienes como consecuencia de la quiebra familiar.

Al año siguiente, en efecto, Maria Thins, suegra de Vermeer,  notificó que, a pesar de la cesión, el administrador de la quiebra había incluido el cuadro en el bando de la subasta. 

No se puede, desde luego, interpretar el cuadro como un autorretrato, desde el  momento en que el pintor es representado de espaldas; no obstante, entra en una tipología iconográfica concreta, en la cual los artistas se retrataban en su estudio y pintando.

En la obra de Vermeer,  el pintor está sentado delante del caballete y empieza a trazar en el lienzo la imagen de una modelo; la mujer está delante de él,  al fondo de la habitación.

Lleva un manto azul y algunos atributos que la identifican como una figura alegórica: una corona de laurel, una trompeta y un libro. La crítica ha visto en ella una figuración de Fama o Clío, musa de la Historia. Evidentemente, el cuadro posee un valor simbólico, relacionado con el papel del arte y con la figura del pintor. 

Sea como fuera, lo cierto es que el verdadero tema del cuadro que Vermeer pintó es la reflexión del pintor sobre la pintura y las artes y también, probablemente, sobre el poder y la historia.

La obra no se presenta como un alegato, sino como una escena íntima que el espectador descubre gracias a que la cortina que separa su espacio del que ocupan el pintor y su modelo  está descuidadamente corrida y recogida a la izquierda.

Una tenue luz procedente de la  ventana -que no se ve- del mismo lado acaricia delicadamente cuerpos y objetos, quizá dispuestos ahí sin ninguna otra función que la de su cotidianidad, quizá por su simbolismo. Al margen de su significado, constituye u  extraordinario estudio de los efectos de luz.