En la Castilla de los Reyes Católicos dominada por la influencia de la pintura flamenca que se arraiga en un fuerte substrato gótico, Pedro Berruguete se convierte en el único pintor que, gracias a su experiencia italiana, es capaz de cuestionar la validez de los sistemas representativos al uso.
Sus obras abren las puertas al Renacimiento español y contribuyen a suplantar la tradición medieval por la de la manera nueva que busca en la realidad su razón de ser.
El proceso de formación, el desarrollo y la plenitud artística del pintor palentino plantean todavía importantes dudas a las que es difícil dar solución:
- ¿Al lado de quién inició su aprendizaje?
- ¿Cómo y de la mano de quién llegó a la corte de Federico de Montefeltro?
- ¿De qué manera influyeron sobre él el arte flamenco e italiano que convivían en Urbino?
- ¿Fue solamente epidémico su contacto con los modelos italianos o significó una renovación profunda en su pintura?
- ¿Hasta qué punto las obras que llevó a cabo a su regreso a Castilla significan un retroceso respecto a las que se le atribuyen en Italia?
Pedro Berruguete nace en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1445-1450. No hay documento alguno que permita corroborar dónde y con quién transcurrieron los años iniciales del pintor, aunque la crítica suele situar los comienzos artísticos de Berruguete en el entorno del arte flamenco, ya fuera en el taller de Fernando Gallego -quien trabajaba en la catedral de Palencia en 1468 y conocía el arte flamenco sobre todo a través de Jorge Inglés y Petrus Christus- o en una hipotética estancia en los Países Bajos, muy vinculados comercial y culturalmente con Castilla, desde donde tal vez sería llamado para trabajar en Urbino.
Lo que parece cierto es que hacia 1475 o, seguramente, un poco antes, Pedro Berruguete debió llegar a Urbino, introduciéndose en un ambiente renacentista de primer orden donde pudo aprender tanto de los artistas italianos -especialmente de Piero della Francesca y Melozzo da Forli- como del flamenco Justo de Gante.
La producción italiana de Berruguete sigue siendo objeto de discusión, aunque está comúnmente aceptada su intervención junto a Justo de Gante en los retratos de los hombres ilustres del «studiolo» de Urbino, hoy repartidos entre la Galería Nacional de las Marcas de Urbino y el Louvre de París, y la autoría del Retrato de Federico de Montefeltro y su hijo Guidobaldo (Galería Nacional de las Marcas de Urbino).
La muerte de Federico de Montefeltro, acaecida el 10 de septiembre de 1482, debió de contribuir decisivamente al regreso del pintor a Castilla. De nuevo en su patria, Berruguete contrajo matrimonio con Elvira González, con la que tuvo seis hijos, siendo su primogénito Alonso, que con el tiempo llegaría a ser uno de los principales artífices del manierismo hispánico.
Entre 1483 y 1493 se encuentra trabajando en la catedral de Toledo (con esporádicas apariciones por trabajo en su pueblo natal y Burgos). Por aquellos años la sede episcopal toledana estaba ocupada por Pedro González de Mendoza (1428-1495), ferviente admirador de las nuevas corrientes artísticas y claro responsable de que Toledo, con las figuras de Pedro Berruguete y Juan de Borgoña, se convirtiese en uno de los principales focos del primer Renacimiento español.
En Ávila, la estancia del pintor está documentada en 1499, momento en el que aparece su nombre asociado al retablo mayor de la catedral. Las obras que Berruguete llevó a cabo en Avila, todas ellas sobre tabla a diferencia de las de Toledo (decoraciones murales hoy perdidas), se han conservado prácticamente en su totalidad.
El convento dominico de Santo Tomás de Aquino, iniciado en 1482 y terminado en 1494 bajo los auspicios del inquisidor general Tomás de Torquemada (1420-1498), convento que también gozó del favor de los Reyes Católicos al tener en él su residencia estival, se convirtió en el principal cliente del artista hasta el final de sus días.
Para este convento pintó tres retablos: el dedicado al santo patrón (que puede verse todavía hoy en la iglesia conventual) y los de Santo Domingo de Guzmán y san Pedro Mártir, ambos en el Museo del Prado.
Principales Obras de Pedro Berruguete
RETABLO DE SANTO TOMAS DE AQUINO (1499, pintura sobre tabla, convento de Santo Tomás de Aquino, Avila)
RETABLO DE SANTO DOMINGO DE GUZMAN (1495, pintura sobre tabla, Museo del Prado)
RETABLO DE SAN PEDRO MARTIR (1495, pintura sobre tabla, Museo del Prado)
EL DUQUE FEDERICO DE MONTEFELTRO Y SU HIJO GUIDOBALDO (1476, pintura sobre tabla, Galería Nacional de las Marcas de Urbino)
SERIE DE LOS HOMBRES ILUSTRES (con Justo de Gante, 1472-1476, pinturas sobre tabla, Museo del Louvre y Galería Nacional de las Marcas de Urbino)
*LA ANUNCIACION A LA VIRGEN (1485, pintura sobre tabla, Cartuja de Santa María de Miraflores, Burgos) – Comentario de la obra.
RETABLO DE LA VIDA DE LA VIRGEN (1482, pintura sobre tabla, iglesia de Santa Eulalia, Paredes de Nava)
RETABLO MAYOR DE LA CATEDRAL DE AVILA (1499, pintura sobre tabla, catedral de Ávila)