Obra hasta ahora desconocida, repite fielmente otra obra conocida, conservada en la catedral de Jerez de la Frontera, obra siempre considerada como una de las más delicadas y profundas imágenes devocionales del pintor extremeño que, con simplicidad admirable, presenta a la Virgen niña, dormida en una pausa de la oración, con el libro de oraciones en la mano izquierda, soñando quizás en la Pasión, acodada en una modestísima silla de enea.
Comentario de la obra «Virgen niña dormida» de Francisco de Zurbarán
Sobre una mesita rústica, aparece, sobre un plato de metal, una taza de porcelana oriental, con tres flores de clara significación simbólica: la rosa (el amor), una azucena (la pureza) y el clavel (la fidelidad).
El ejemplar que ahora se da a conocer es de notable calidad, algo más preciso y claro en el tratamiento de las formas pero resuelto con el habitual preciosismo en los detalles.
No es fácil, en la situación actual del lienzo, recubierto por una espesísima capa de barnices, precisar su relación respecto al ejemplar de Jerez. Podría pensarse en que éste fuese obra posterior, elaborada con más delicadeza, y que el aquí representado fuese una primera versión, más apuradamente tenebrista, más áspera en el dibujo.
Sólo la limpieza del lienzo y la recuperación de las tonalidades originales, hoy semiocultas por el espeso barniz, permitirán un día establecer correctamente la relativa posición de ambos ejemplares.
Se conoce además otra versión de esta Virgen dormida realizada por un modesto imitador de Zurbarán, de hacia finales del siglo XVII, y que se halla en la Casa Teresiana de Madrid. El dibujo en esta última es mucho más suelto y no tan preciso como en la obra aquí expuesta.