1616-1617, óleo sobre lienzo, 179 x 139 cms, Colegiata de Osuna.
Comentario de la obra «San Jerónimo y el Ángel del Juicio» de José de Ribera
Esta es la versión más antigua del tema de san Jerónimo -eclesiástico de los siglos IV y V-, que Ribera elaboró varias veces, ideando distintos esquemas compositivos.
Con un atrevido encuadre de perspectiva, el cuerpo del santo se sitúa en el fondo mientras que el busto se proyecta hacia el espectador; está apoyado en una piedra, con una calavera entre los brazos y una cruz de madera en la mano izquierda; a sus pies se hallan esparcidos en desorden hojas sueltas, libros y una pluma para escribir, que aluden a su actividad de traductor y comentador de los textos sagrados.
Detrás de él se vislumbra apenas una cabeza de león de rasgos sorprendentemente humanos. La oración del santo es interrumpida por la repentina aparición del ángel del Juicio que, saliendo de las nubes, lo distrae de su apasionado fervor con el sonido de la trompeta, llamando su atención hacia el terrible e inminente acontecimiento.
Si en sus otras versiones de este tema Ribera subraya la expresión de estupor del santo, exagerando sus rasgos y adoptando un esquema compositivo más abierto, con las manos levantadas, aquí aparece en actitud más sosegada, expresando una profunda concentración.
A su alrededor, el artista ha colocado los objetos codificados como sus atributos en la iconografía tradicional: los libros, la pluma, la calavera. Estos elementos están descritos con extraordinaria intención naturalista, la misma que impregna la definición de algunos detalles anatómicos, como las manos rojizas redondeadas con esmero, semejantes a las de los protagonistas de los «Cinco sentidos», de la misma época.
Por los tonos azules y las nubes horizontales, el cielo del fondo muestra afinidades con el del «San Sebastián » de la misma serie y revela además una repetición de motivos de la pintura boloñesa, en especial de Guido Reni.