1632, óleo sobre lienzo, 174 x 219 cms, Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Comentario de la obra «Jacob y el rebaño» de José de Ribera
Tras abandonar la casa paterna, Jacob llegó a Padan-aram, donde conoció a su prima Raquel, hija de Labán; se enamoró de ella y para poder desposarla aceptó servir siete años a su padre como pastor.
Después del banquete nupcial, Labán le llevó a su otra hija, Lía; Jacob, dándose cuenta del engaño, aceptó servir a su tío otros siete años para conseguir a Raquel.
Los dos se pusieron de acuerdo sobre el salario que correspondería al pastor, al que se concedieron todas las ovejas oscuras, con manchas y con pintas, que eran la parte menor del rebaño.
Jacob hizo que los animales se aparearan de manera que nacieran corderos en su mayoría manchados y logrando la superioridad genética de la parte del rebaño que le correspondería.
Sus ovejas crecieron numerosas y fuertes y él, gracias a su astucia, se convirtió en poco tiempo en un riquísimo ganadero, suscitando la envidia de Labán.
El cuadro, que muestra a Jacob en medio de su rebaño, junto a una fuente, fue ejecutado en un período crucial de la evolución artística del pintor. Se percibe un cambio en el uso de la luz que revela las enseñanzas de Giovanni Benedetto Castiglioni, llamado el Grecchetto, artista genovés cuya presencia en Roma está documentada al menos desde 1632. La materia pictórica, impregnada de luz, está ornada de reflejos plateados pintados con especial maestría.
Es probable que este lienzo, junto con su «pendant» o pareja, «San Pedro liberado por un ángel», del Escorial, perteneciese al duque de Medina de las Torres en 1699, antes de entrar en las colecciones reales y pasar luego al monasterio de San Lorenzo.