1648, óleo sobre lienzo, 209 x 154 cms, The Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Comentario de la obra «Los desposorios místicos de Santa Catalina» de Ribera
Se trata de un conocido episodio de la vida de santa Catalina, narrado en la «Leyenda Aurea» de Jacobo de la Vorágine, dominico que a mediados del siglo XIII escribió este libro narrando la vida de 180 santos.
En este caso, se trata del episodio en el cual santa Catalina soñó con la Virgen con el Niño en brazos, el cual se negó a tomarla como criada porque no era lo bastante bella.
La santa se retiró entonces al desierto, donde un ermitaño le enseñó los preceptos de la fe cristiana; tras hacerse bautizar, tuvo otra aparición, en la cual Cristo, poniéndole un anillo en el dedo, la convirtió en su esposa celestial.
Existe otra versión del episodio en la cual el ermitaño le da a la santa una imagen de la Virgen con el Niño, quien respondió a las constantes plegarias de Catalina primero volviéndose hacia ella y luego, cuando su fe fue lo bastante firme, poniéndole el anillo.
En el centro no encontramos, como es frecuente en los cuadros que representan este tema, el gesto de poner el anillo en el dedo de la santa, sino que Catalina, en actitud extrema de devoción y ternura, lleva a sus labios la mano del Niño.
Ribera adopta aquí un esquema monumental, con las figuras de santa Ana y san José en segundo plano haciendo las veces de bambalinas de la escena.
Son especialmente bellas las dos naturalezas muertas del extremo izquierdo del cuadro, en el centro, y el ángulo inferior derecho: el cestillo de fruta de santa Ana y la rosa que lleva en la otra mano, y la cesta de mimbre con panes.
Estos trozos, analizados con agudo realismo, fueron sin duda un punto de referencia para la pintura napolitana de género. El lienzo es una de las obras maestras de la etapa final del artista por el uso de tonos elegantes y preciosistas sabiamente combinados y por la extraordinaria representación de los afectos, amplificados por la luz difusa que ilumina a los protagonistas.